Fiori: Municipalidad de San Martín de Porres denunciará penalmente a dueños del terminal ilegal donde se incendió el bus (GiancarloAvila/GEC)
Fiori: Municipalidad de San Martín de Porres denunciará penalmente a dueños del terminal ilegal donde se incendió el bus (GiancarloAvila/GEC)

Lo que parecía un día cualquiera en el ‘terminal’ de Fiori, clausurado una y otra vez por las autoridades y desmantelado hasta reducirlo prácticamente a la condición de canchón, que algunos aprovechaban como negocio de guardianía nocturna, terminó con la muerte de 17 personas y un saldo adicional de siete heridos, quemados y contusos.

Ante las mortales llamas de Fiori se ha levantado un unánime coro de condena a la informalidad, pero lo cierto es que de la obstinada supervivencia de ese paradero ilegal estaban enterados no solo los vecinos de al lado. Y aunque no de igual magnitud y concurrencia, tampoco podría decirse que sea el único point de este mismo jaez: tanto las carreteras sur, centro o norte del país están punteadas por recogederos no autorizados. Hasta Waze debe de tener a muchos de ellos en su aplicación.

La idea de que estos paraderos son de uso exclusivo de buses informales no resiste la menor verificación. Sin ir muy lejos, la propia empresa implicada, Sajy SRL, es un negocio formal y registrado que, sin embargo, recurre a ‘terminales’ como el de Fiori. Su caso no es el único: clausurado y todo, el sitio seguía siendo conocido por ser un congestionadísimo punto de embarque.

Por otro lado, están los enfrentamientos y amenazas que suelen cruzar empresas, otra vez, a ambos lados de la formalidad, cada una con su respectiva tropa de “jaladores” que conducen a atribulados viajeros hacia paraderos muchas veces improvisados, con nulas condiciones de seguridad y envueltos en el humo de las fritangas del comercio ambulatorio.

La gravedad del problema exige mucho más que la puntual y compungida condena de las autoridades frente a cámaras. El del transporte masivo –urbano, interprovincial– es un drama endémico que cobra vidas humanas todos los días, pero se visibiliza solo cuando las muertes se producen por decenas.

A lo de Fiori debe seguirle, pues, un análisis serio y el planteamiento de una vía de salida realista y práctica, antes de que volvamos a escandalizarnos por otro incidente en el que veremos desfilar, por enésima vez, a las así llamadas “autoridades competentes” contando cadáveres.

TAGS RELACIONADOS