Congresistas a favor de que el Ejecutivo transparente gastos por consultorías. (Foto: César Campos / GEC)
Congresistas a favor de que el Ejecutivo transparente gastos por consultorías. (Foto: César Campos / GEC)

Este Congreso, cada vez que tiene la posibilidad de corregir una metida de pata, reincide. Ya es indiscutible que varios ahí no necesitan ninguna ayuda para desprestigiarse. Ya no solo se trata de las ineptitudes de los Becerril, Tubino, Beteta, Rosas y compañía. Su torpe necedad se ha extendido más allá de las fronteras partidarias e ideológicas, haciendo que una mayoría de legisladores estén cada vez más concentrados en gestar sus propios intereses que el de los ciudadanos. ¿O solo han perdido capacidad para disimular? Insistir con mantener el injustificable bono por la semana de representación es un buen ejemplo de que ya perdieron toda vergüenza.

Los congresistas ganan un dineral. Más de 23 mil soles al mes, depositados más de 14 veces al año, es un excelente ingreso para cualquier peruano asalariado. Los miembros del Parlamento inglés ganan más o menos lo mismo, con la diferencia de que ellos viven en Londres, donde todo es infinitamente más caro. Aun así, a pesar del escándalo generado semanas atrás, una mayoría de congresistas peruanos insiste en engordar sus ingresos con una leguleyada: seguir cobrando S/2,800 adicionales para dedicarse a representar a sus electores sin dar cuenta de los gastos. Para efectos prácticos, esas son vacaciones pagadas.

La cereza del pastel es que ahora podrán tomar cinco días por separado y no seguidos, lo que implica más viáticos, más gasto en pasajes y más gastos sin rendición de cuentas. ¿Tan desconectados de la realidad pueden estar?
Tener días exclusivos para el trabajo de representación es fundamental. Los congresistas tienen que construir constantemente espacios de contacto directo con la gente. Lo que no encuentra justificación es que esto sirva de coartada para que algunos legisladores sigan engordando la billetera.