(GEC)
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-La política suicida de comunicaciones de los agroexportadores por años fue jactarse de que cada vez producían y vendían más, lo que lógicamente les hacía más ricos. No haces muy popular tu modelo productivo para trabajadores y políticos solamente diciendo que tú estás ganando más y más plata mientras no subes jornales al mismo ritmo y encima pagas una tasa menor del Impuesto a la Renta. Como aconsejaban las abuelas, ‘nunca cuentes tu dinero delante de los pobres’ y ‘nunca te ufanes en el Perú de tus éxitos’.

-Antes de sermonear en LR sobre la agroexportación, David Rivera debería darse una vuelta por Murcia, California o Israel. Verá allí a inmigrantes magrebíes y latinos (muchas veces ilegales) o temporeros tailandeses de peones agrícolas, porque la agroexportación es una industria que se sustenta en la mano de obra baratísima en todos lados. Nadie se hace rico de peón, de grifero o de dependiente en un fast food. Eres mano de obra no cualificada, pura y dura. Y con sobreoferta: mil personas más pueden hacer tu trabajo por la misma paga. Son solo socorridos empleos temporales mientras se busca otro mejor. Es la cruda realidad, estimados caviares de escritorio.

-Veo que el también sermonero Alberto Vergara enseña en la Universidad del Pacífico. Le traslado entonces el mismo pedido que hace no mucho les hice a sus locuaces colegas pacifistas Andrés Calderón, Matilde Schwalb y Omar Manky: ¿podría Vergara comentarnos sobre los “éticos” contratos que Odebrecht firmó con el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) por estudios que justificaron la construcción de las carreteras Interoceánicas (IIRSAS), allí donde estos brasileños le robaron miles de millones al Perú?

-Díganles a sus hijos que no estudien nada y se metan de usureros en cuanto acaben el colegio. Este Congreso está por volverla la ocupación más rentable.


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