Martín Vizcarra y el gabinete de ministros se reunieron esta mañana antes de que César Villanueva plantee la cuestión de confianza ante el Congreso. (Foto: Twitter)
Martín Vizcarra y el gabinete de ministros se reunieron esta mañana antes de que César Villanueva plantee la cuestión de confianza ante el Congreso. (Foto: Twitter)

Mientras la ciudadanía contempla el teatro armado en torno al linchamiento político de Fuerza Popular y de su lideresa, el Ejecutivo continúa sin dar señales de querer reactivar la economía y de emprender acciones reales para cambiar la inercia y el desgano de los agentes económicos.

Los empresarios e inversionistas del país, mientras tanto, deshojan margaritas sobre el destino de sus capitales.

La corrupción en el Perú no se corregirá con amagos y alborotos, sino con acciones concretas que ataquen frontalmente sus raíces: el narcotráfico, la minería ilegal y el envilecimiento de instituciones.

Profundizando, el verdadero enemigo del país es la informalidad, que actúa como gen maligno transversal a todos los problemas que aquejan a nuestro país y es contra lo que se debe luchar con verdaderas reformas estructurales.
¿No es acaso lo que estamos viviendo resultado de una sociedad informal?
Señores gobernantes, es imperativo derrotar la informalidad del mercado laboral con una legislación que flexibilice la libre contratación y desvinculación.

Superar la informalidad política con leyes que impidan que cualquier populachero pueda resultar electo a cargos públicos.

Acabar con la informalidad económica generalizando la declaración de ingresos y el pago de impuestos, y hacerlo con una visión de futuro, no efectista, como hasta ahora.

Así como para las empresas los productos nuevos garantizan el futuro, la formalización ampliada, los nuevos contribuyentes, representarán la verdadera regeneración del país.

Mientras tanto, los empresarios y la gente de bien debemos continuar, desde nuestra posición, trabajando, generando valor y actuando correctamente.

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