(GEC)
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Con más de un millón de contagios acumulados y muy cerca de los 40,000 fallecidos por efecto del COVID-19, nuestro país está otra vez en estado de alerta, como en los primeros meses de la pandemia. Si bien las cifras comenzaron a caer hacia la segunda mitad del 2020, la llamada segunda ola de la plaga nos obliga a todos los ciudadanos a recomponer nuestras actitudes respecto a la amenaza, que lejos de seguir remitiendo, hoy vuelve a la carga con toda su fuerza.

Todavía a distancia de una vacunación masiva que al menos podría aportar cierta tranquilidad y mayor libertad de movimientos, la ciudadanía no puede relajarse ni un minuto, pues hasta esos 60 segundos de afloje con la normativa, podrían ser suficientes para caer en las garras del patógeno.

Nos tocan días difíciles, que requieren temple y paciencia para afrontar las incomodidades de las restricciones sociales que la crecida de la pandemia impone, pero que ciertamente servirán para contener la expansión del virus y que el número de muertes se dispare. Si acatamos las medidas dispuestas recientemente podremos seguir trabajando, generando los ingresos que nos permitan atender a nuestras familias y sobreponernos a la crisis económica que la primera ola del coronavirus nos dejó.

Un verano sin playa, festejos, conciertos o cualquier otro tipo de eventos colectivos al aire libre o cerca del mar era impensable; pero ante el riesgo inminente, las circunstancias obligan a acatar las disposiciones de bioseguridad, a ser responsables y conscientes. Ningún peruano quiere volver al confinamiento total al que han tenido que retornar en distintas partes del mundo, donde se vive ya hasta una tercera ola de contagios, con la carga letal que ella implica. Si somos solidarios, comprometidos con nuestro cuidado y con el de quienes nos rodean, seguramente evitaremos retroceder a otro encierro.

Por eso, Peru21, desde hoy, nuevamente hace referencia a esta circunstancia en su logo: Mantengamos la distancia. Respetemos los protocolos. Lavado de manos, desinfección, mascarilla y distancia social. Evitemos las aglomeraciones. Depende de nosotros mismos que el sistema sanitario no continúe desbordándose y terminemos siendo testigos de cuadros dramáticos en las calles y hospitales, como al principio de la pandemia.

La vida social, las actividades recreativas propias de la estación, pueden limitarse o aplazarse: la salud, en cambio, es impostergable.

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