Oficializan declaratoria de emergencia del Poder Judicial por 90 días. (Piko Tamashiro/Perú21)
Oficializan declaratoria de emergencia del Poder Judicial por 90 días. (Piko Tamashiro/Perú21)

El escándalo de corrupción del sistema de justicia en el Perú ha provocado una interesante reacción presidencial. Ha logrado que el mandatario Martín Vizcarra comience a alejarse de esa imagen condescendiente y débil, al menos, a partir de los primeros gestos frente a lo que ha evidenciado esta crisis del Consejo Nacional de la Magistratura. Esta debacle moral puede convertirse en la gran oportunidad para que este “sobreviviente designado” (Designated Survivor, serie de Netflix) pueda encabezar el proceso de una impostergable reforma que marcaría, válidamente, su corto mandato mirando al bicentenario.

El no haber sido elegido en una desgastante campaña, no estar hipotecado a intereses partidarios ni electorales, sin ataduras políticas, son circunstancias únicas que pueden significar herramientas irrepetibles para avanzar en este paso a fin de que la ciudadanía empiece a recuperar confianza en las instituciones.

La percepción de impunidad, de corrupción generalizada, de ausencia de justicia vuelve a tocar fondo. Martín Vizcarra lo sopesa y parece estar decidido a ir hasta las últimas consecuencias.

Cantos, caídas, lágrimas, audios asquerosos, resistencias a renunciar, poca dignidad y menos decencia de quienes se aferran a sus cargos pese a lo evidente de sus respectivas inconductas, sea por acción u omisión, más allá de los delitos que se configuren, han sido parte del espectáculo que hemos visto en los últimos días.

El Ejecutivo y el Congreso tienen que demostrar que están dispuestos a combatir la indignación si algo de vergüenza tienen.

Hoy estamos asqueados por la inmoralidad en el CNM. Vizcarra no puede hacer concesiones y debe rodearse de los mejores para encabezar la limpieza del sistema. Es imperativo que no se equivoque en la designación de su nuevo ministro de Justicia. Será clave durante todo este proceso. No nos defraude, señor presidente. El Perú no aguanta más la injusticia y la podredumbre.