Esperemos que este domingo en Venezuela se repita el milagro nicaragüense de 1990, cuando la opositora Violeta Chamorro desalojó pacíficamente al sandinismo del poder, derrotándolo por más de 14 puntos.
El sandinismo de los 80 era rojimio, corrupto y autoritario, pero no había degenerado tanto como en esta versión actual de Daniel Ortega, un dictador execrable.
El sandinismo de entonces tuvo cierta grandeza al soltar el gobierno, en un país que había sufrido una guerra civil para desalojar a “Tachito”, el último Anastasio de la dinastía Somoza (que a la larga terminó siendo mucho mejor que Ortega y el sandinismo.
Es más, el sandinismo se pervirtió tanto después que terminó pactando con los restos del somocismo) y estaba en esos momentos sufriendo una cuasi guerra civil, protagonizada por “la Contra” frente a un sandinismo que pretendía entronizarse en el poder, desde su ala castrista.
Es cierto que el sandinismo no abandonó el poder graciosamente: estaba muy asediado militarmente, EE.UU. no bajaba la presión, el Plan de paz del presidente “tico” Óscar Arias les dio una salida decorosa y jamás se les ocurrió de que la tan inocente y pituca viuda del mártir del periodismo Pedro Joaquín Chamorro les iba a dar tan inesperada pateadura en las urnas. Es que lo que primó fue el anhelo de paz, que efectivamente Chamorro trajo.
¿Maduro y los monstruos del chavismo actuarán así de cuerdos si se cumple la pateadura electoral que la oposición les va a infligir? Lamentablemente, lo dudo mucho.
PD: Se debe iniciar una campaña periodística, ciudadana y de consumidores de servicios públicos para que la empresa eléctrica ENEL indemnice con una millonaria suma a ese desafortunado señor que ha perdido una pierna en la Plaza San Martín por la caída de un poste de luz.
Espero que algún abogado destacado de Lima o el mismo CAL tome el caso. Su asistencia legal podría ser probono (gratis) o por litisconsorcio (comparten el resultado), pero esta atroz negligencia no puede quedar así.
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