Miles de venezolanos salieron hoy a las calles para pedir la renuncia de Nicolás Maduro.
Miles de venezolanos salieron hoy a las calles para pedir la renuncia de Nicolás Maduro.

Para todos está claro el fracaso del modelo económico-social y su correlato en el régimen político que llevó a la aguda crisis y la dictadura. El bajo precio del petróleo y las sanciones económicas impuestas por los EE.UU. acentuaron la crisis. La división de la oposición después del fracaso de “la toma de Caracas” en 2016, con barricadas en las calles y la represión policial y paramilitar, fortaleció el poder de Maduro.

Ahora, con un firme y extendido apoyo diplomático de los países de la OEA y la UE, el gobierno de Trump validó la táctica basada en el reconocimiento de un “presidente provisional” como punta de lanza de una estrategia de mayor confrontación. Tenía como principal objetivo dividir las FF.AA. de Venezuela a partir del descontento de un sector de militares. Hasta ahora esta riesgosa táctica no ha funcionado. La crisis continuará, pero no habrá guerra civil.

Es que las FF.AA. venezolanas no son las de un país bananero. En los últimos 20 años han logrado dotarse de importantes medios bélicos de última generación y una consecuente calificación profesional de sus oficiales y mandos.

Aparte de dotarlos de una doctrina absolutista –del socialismo del siglo XXI– y su acercamiento a la inteligencia cubana. Además, cuentan con acuerdos en el sector Defensa con la Rusia de Putin y el apoyo de la China de Xi Jinping.

Apenas al día siguiente de la autoproclamación de Juan Guaidó –presidente de un Congreso sin poder–, las FF.AA. proclamaron su apoyo al ‘presidente constitucional’ Nicolás Maduro. A continuación Rusia y China hicieron lo mismo. Son los dos países con mayor inversión extranjera en Venezuela.
La transición democrática vía la negociación es el camino. No la violencia fratricida ni la intervención extranjera.