Silvana de los Heros: Gerente de Comunicaciones y Sostenibilidad de IDAT

NOTA COLABORATIVA

Cuando escribo esta columna, inicio este primer párrafo con porcentajes y toneladas. Hablo sobre sostenibilidad y estrategias, pero en el proceso me detengo. La sostenibilidad no es solo sobre datos y cifras que sostienen un hecho que todos comprendemos, sino sobre personas y sus historias que dan sentido a esas cifras.

Jessica Coronado es recicladora. No se dedica a esta actividad por amor necesariamente al mundo y la conservación de nuestros ecosistemas. Ella y su familia vivían de la crianza de animales de granja y como muchos de los peruanos no le alcanzaba la plata, así que se recurseaba a través del recojo de residuos reciclables. Junto a su bebé y un cochecito, iban abriendo bolsa por bolsa, seleccionando lo que ya debería haber estado separado, desde el hogar de cada uno.

Esta actividad genera desconfianza en muchos barrios de Lima porque se estigmatiza al reciclador en su faena diaria; incluso, cuando su aporte los convierte en héroes sin capa que reducen el impacto del cambio climático. Imagínense que vivimos en un país donde a diario se generan más de 23 mil toneladas de residuos sólidos, de los cuales más del 20% son posiblemente tesoros inorgánicos con la capacidad de transformarse y tener una vida más útil en este mundo.

Entendiendo la relevancia de la labor de Jéssica y la necesidad de su trabajo, en IDAT, usamos nuestra experiencia capacitando para generar valor compartido, concepto que en sinergia con otras empresas, puede resultar en transformaciones reales y significativas en las personas. Jessica es una heroína entre otras más que realizan esta labor, pero que necesitaban un rumbo y una estructura: la formalización.

Como entidad educativa iniciamos el primer curso de Profesionalización para Recicladores y Recicladoras de Recicla Consciente, iniciativa liderada por Supermercados Peruanos, que a su vez nos inspiró porque este camino ha sido iniciado por muchas empresas que empiezan a dar prioridad al futuro de nuestras familias y a la reducción de impacto del cambio climático, especialmente en sectores menos favorecidos que sucumben fácilmente por su condición precaria ante los cambios de nuestra maltratada madre Tierra.

Esta propuesta promueve no solo la formalización, sino la asociatividad porque unidos siempre es menos pedregoso el camino. En sinergia desde la ejecución, IDAT, Life Out Of Plastic – L.O.O.P., el Ministerio del Ambiente, Supermercados Peruanos y municipalidades locales han generado que casi mil recicladores que a su vez trabajan con sus familiares sean parte de estas capacitaciones. Esto es solo un pequeño tramo en el camino que se generará en los próximos años, pero todo inicia priorizando a las personas y su calidad de vida y bienestar, no solo su supervivencia.

Al abrazar proyectos de valor compartido, las empresas están sembrando un futuro más sostenible y próspero. Trabajo titánico si estamos solos, pero en equipo podemos construir puentes hacia este futuro, donde el éxito empresarial y la prosperidad social no son excluyentes, sino interdependientes. Pongamos el ojo no en los números como lo más importante, sino en las historias que tejen nuestra sociedad.