La Junta Nacional de Justicia (JNJ) reemplazará al desactivado Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). (Foto: GEC)
La Junta Nacional de Justicia (JNJ) reemplazará al desactivado Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). (Foto: GEC)

El eventual adelanto de elecciones generales y el accidentado curso de los acontecimientos políticos en el país no debería hacernos olvidar que tenemos un proyecto de reforma judicial que se quedó, como diría el poeta, en la puerta del horno.

Después del calamitoso resultado del primer concurso público para elegir a los miembros de la Junta Nacional de Justicia, la Comisión Especial ha anunciado que se reunirá el próximo lunes 5 para definir las bases de la segunda versión de esta convocatoria, ya que, desde la disolución del Consejo Nacional de la Magistratura y consiguiente destitución de todos sus integrantes, no son pocos los procesos que han quedado en el aire, a la espera de la instalación del organismo judicial que lo reemplazará.

Voceros de la Comisión Especial han expresado en los últimos días, asimismo, que el ruido político no interferirá con el nuevo proceso, pero la realidad es que sí preocupa el trabajo de esta comisión, pues además del fracaso inicial, pasan los días y semanas trayendo más noticias sobre conductas sospechosas, denuncias y audios de jueces negociando prebendas o favores sin que se puedan tomar las medidas adecuadas para hacer cambios o plantear investigaciones a funcionarios judiciales que en muchos casos responden a mafias como “Los Cuellos Blancos”, que según todos los indicios siguen operando con total impunidad.

De modo que por más flemáticos que luzcan los voceros de la Comisión respecto al nuevo cronograma que se anunciará la semana que viene, cabe esperar que hayan recogido las observaciones y críticas al anterior proceso de selección, que prácticamente no condujo a nada, aparte de dejar muy mal parado al gremio abogadil, tanto por el lado de los postulantes como por el de los evaluadores.

El país y sus instituciones no están ya para mayores incertidumbres ni vacíos de poder, mucho menos en el ámbito de su sistema de justicia, pues de ello solo puede beneficiarse el cáncer de la corrupción que, como todos sabemos, no descansa ni en los feriados.