Recuperación. La percepción es positiva en el largo plazo. (RafaelCornejo/Perú21)
Recuperación. La percepción es positiva en el largo plazo. (RafaelCornejo/Perú21)

Para una efectiva lucha contra la corrupción, es necesario que todos reconozcamos que tenemos un rol que asumir: las autoridades, los empleados públicos, la academia, los trabajadores, la ciudadanía en general y, claro está, los empresarios. Cada uno de nosotros podemos contribuir con la gran cruzada por la transparencia y el respeto a las leyes. Todos sumamos.

En relación a la empresa privada –en el rol de representante de la cúpula empresarial del Perú–, reconocemos que existen casos de corrupción, los cuales deben ser sometidos a la justicia, pero no nos hemos quedado de brazos cruzados. Desde hace años, los empresarios que participamos en gremios empresariales trabajamos los temas de transparencia e integridad. Seguramente nos falta comunicar más nuestra actuación. Sabemos que cuando se trata de informar, nunca será suficiente.

En ese sentido –y por motivo de espacio–, mencionaré las actividades empresariales orientadas a la lucha contra la corrupción en cuatro grandes líneas de acción: construcción de marcos normativos (discusión de políticas públicas como miembro del Acuerdo Nacional), elaboración de medidas preventivas (exigimos a nuestros asociados contar y respetar los códigos de conducta), planteamiento de compromisos (a través del Consejo Privado Anticorrupción y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas) y acciones de sensibilización (foros, talleres, difusión de valores, etc.). Mención aparte, tengo que destacar el rol activo del sector durante la III Cumbre Empresarial de las Américas, donde Confiep, con la colaboración del BID y más de 100 organizaciones empresariales del continente, elaboramos el documento “Recomendaciones de políticas para el crecimiento en las Américas”, en el cual los temas de transparencia e integridad fueron los protagonistas.

Toda esta labor es la clara expresión del compromiso del empresariado peruano que asume un rol activo frente a la lacra de la corrupción. Obviamente, en esta lucha, tenemos mucho camino por recorrer para evitar que la corrupción se convierta en un mal endémico de nuestra sociedad. Esto no podemos permitirlo.

La empresa privada peruana formal y honesta ni se corre ni se esconde. En este sentido, es necesario hacer un deslinde: no se puede generalizar y decir que todos los empresarios somos corruptos.

La empresa peruana cuenta con líderes íntegros que construyen el futuro de la patria con humildad, decisión y firmeza. Somos hombres y mujeres decentes y correctos, con aspiraciones de lograr un país mejor, integrado al mundo, con responsabilidad, y donde el cumplimiento de la ley sea siempre el punto de inicio de cualquier decisión.

Los empresarios honestos seguiremos haciendo lo que sabemos: generar progreso y riqueza para el desarrollo de nuestro país.

TAGS RELACIONADOS