Ruge por tu vida

“El Perú está lleno de gente muy linda que está haciendo cosas maravillosas, sostenibles y que generan miles de empleos”.
(Perú21)

Quizá mi opinión no importa, pero me da lo mismo, necesito botar lo que siento, no lo que pienso. Ya no importa quién tiene la razón (nunca importa, pero en fin). Ya no importa quién está “del lado correcto de la historia“, como se suele decir. Que vaquen a PPK no me asusta, simplemente me deprime que ese final traiga, como segunda parte, el poderío de los jabalíes de todas las otras bancadas que se han sumado a la Fuenteovejuna. No soy de izquierda ni de derecha, hasta ahora no entiendo qué significa ser caviar, solo sé que soy antikeikista, a fondo. Pero de tanto no crecer como peruanos, nos estamos acostumbrando a mirar a los “jefes del hogar“ y reclamarles todo. Algo que yo he terminado diagnosticando como un síntoma patético de aniñamiento.

Cualquiera sea su orientación, el poder político peruano como modelo a respetar simplemente ya fue. Es una cagada, disculpen. Pero también existe el poder social, no como clases sino como personas, como personas capaces de salir adelante unidas contra algo que es claramente nocivo para el país, como es nuestra cantinflesca y vampiresca vida política. No quiero seguir leyendo titulares que especulan sobre la lealtad de Vizcarra porque es como leer revistas de chismes faranduleros. Me importa un pepino la lealtad de Vizcarra porque quizá él tampoco sea lo que aparenta. Y me aburro, por eso me estoy convirtiendo en una persona feliz que ha desconectado, no con la realidad de su país, sino con la mentira política de su país, tan amiga de la corrupción y de la brutalidad física y mental. Hay excepciones, por supuesto, unos cuantos ministros y unos cuantos congresistas, pero la democracia es un modelo igual de pobre que todos los demás, que basa su poder en lo mayoritario, como mandato. Entonces, no quiero perder mi tiempo mirando cómo unos pocos elementos de inteligencia y buen corazón pierden su tiempo tratando de sembrar orquídeas en una jaula de búfalos, gallinazos y cuyes. Ya me cansé de esta granja cochina.

Mi abuela, que nació hace 103 años y sigue viva, nos dijo desde niños: “Nunca se metan en política”. El Perú está lleno de gente muy linda que está haciendo cosas maravillosas, sostenibles y que generan miles de empleos. Una oportunidad que aprovecharon con optimismo y que los llevó a crecer como personas, como padres y madres, como profesionales. Me paso la vida recorriendo mi país, trabajando en diversos temas, y le tengo una fe enorme a nuestra gente, y a mí misma, por supuesto. Somos fuertes, lo suficiente como para pararnos frente a la manada de jabalíes y pegar un rugido aterrador.

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