Tras la revelación de polémicos audios que involucran a autoridades del CNM en presuntos casos de corrupción. (Perú21)
Tras la revelación de polémicos audios que involucran a autoridades del CNM en presuntos casos de corrupción. (Perú21)

Desde noviembre, cuando Perú clasificó al Mundial, después de 36 años, nuestra gente, la mayoría, se sintió optimista y confió en que podemos estar a la altura de los mejores. Según cifras de la central de riesgo Sentinel, ese triunfo generó un sobreendeudamiento de 3,500 millones de soles en préstamos personales. Las ganas de estar felices y elevar la autoestima nacional, pese a la mediocridad política, duraron incluso hasta el final del Mundial, pues aunque Perú no haya llegado lejos en puntos, llegó muy lejos en hinchada, en juego limpio y en lo que el peruano valora históricamente mucho más que el triunfo: ese dejarse el alma sobre la cancha, esa garra que habíamos perdido, ese coraje que no se frena ante caídas, ni golpes, ni penales fallidos. Perú la hizo porque jugó bien y hoy nuestros cracks están pedidos por las mejores ligas para seguir ganándose la vida limpiamente y con esfuerzo. A las decenas de miles de hinchas que llenaron estadios al otro lado del mundo les toca volver, seguir con sus vidas, trabajar duro, pagar sus deudas. Fue un esfuerzo grande, pero valió la pena, y ahora no van a aguantar pendejadas de carcamanes que pretenden levantarse el país en peso. Ahora menos que nunca.

Este desfile de jueces y magistrados decrépitos, por fuera y por dentro, no puede bajonearnos. No es justo. Váyanse. Se les escucha en audios decadentes y luego se les sigue escuchando, pidiendo perdón al “pueblo”, diciendo cantinfladas tipo “es espantoso, pero no ilegal”, cayéndose, llorando, mencionando a sus ancianas madres, pretendiendo chantajes emocionales, a estas alturas del partido. Si tuvieran un mínimo de cultura, sabrían que no somos un “pueblo”, somos un país inmenso que acaba de mostrarle su lado más bonito y noble al mundo, su garra, su compromiso, su amor.

Lárguense. Perú perdió con el alma el mes pasado, ahora no va a perder con humillaciones. Tienen que irse todos, no solo los capos de la justicia coludidos con el narcotráfico. Tienen que irse también los jueces que eligieron y desperdigaron por todo el país, esa estirpe sin alma, discriminadora, capaz de humillar a un postulante por sordo, pero incapaz de escuchar el testimonio de una chica secuestrada y violada. He hablado con víctimas de explotación sexual que denuncian que los jueces miraban sus celulares mientras ellas daban sus testimonios, como si se tratara de un chismecito barato. Esos son los elegidos del CNM. Para eso dejan de lado a alguien que probablemente hubiera servido al país, solo porque es sordo. Bienvenidos los sordos, y los ciegos también. Necesitamos jueces con alma.

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