César Hinostroza precisó que no revelará la identidad de la Señora K porque la fiscalía de la Nación ya le abrió una investigación al respecto. (Foto: USI)
César Hinostroza precisó que no revelará la identidad de la Señora K porque la fiscalía de la Nación ya le abrió una investigación al respecto. (Foto: USI)

Claro que se puede. Se puede estafar a una ciudad con un tren fantasma, negarse a pagar la deuda externa, matar presos en una isla, volver a postular, patear al pobre flacuchento que te hizo sombra durante un mitin, pese a que era tu fan, y volver a ganar, aceptar un cristo de regalo de la empresa que ha hundido al Perú en la desgracia, llamar ciudadanos de tercera categoría a una minoría indígena después de acribillarla y seguir cantando. Se puede ser el futuro premio nobel y perder las elecciones porque te ganó un japonés en un tractor. Se puede ser un cholo de acero inoxidable y casarse con una belga que odia al Perú, precisamente por estar lleno de cholos. Se puede ser un ex presidente borracho pedido por la justicia y dar conferencias en Estados Unidos.

Se puede, por ejemplo, ser presidente del Congreso y deberle un millón de soles al Estado. También se puede tener el monopolio de la telefonía, ser patrocinador incondicional de la selección y deberle millones al mismo Estado. Se puede haber sido denunciado por un cargamento de cocaína guardado en el almacén de tu empresa y ser legislador, y se puede, pese a eso, ser el congresista más votado. Se puede postular a la presidencia desde la cana. Se puede perder una elección por rechazar un chicharrón. Se puede empujar una ley contra la publicidad estatal en los medios, pero interrumpir la atención mediática de una marcha anticorrupción con un mensaje (pagadísimo) a la nación, siendo simplemente la señora K, eterna perdedora de elecciones y triatlones. Se puede (felizmente) ser gorda y competir en un evento de tamaña exigencia física. Se puede adelgazar un poco y pese a ello seguir rabiosa. Se puede ser un cerdo coludido con el narcotráfico, liberador de violadores de menores y ser miembro del CNM. Se puede ser un rockero malísimo con el pelo pintado y además doctor en derecho. Se puede sacar el doctorado en minutos, en Azángaro. Se puede insultar desde el Twitter y ser jefe de seguridad del Congreso.

Se puede indultar al genocida más sangriento de los últimos siglos y que los fujimoristas te larguen de una patada en el poto, por sapo. Se puede no haber terminado el colegio y estar en el Congreso. Se puede ser cura y pedófilo, se puede ser profesor de escuela y tener denuncias por violación, se puede ser niña y trabajar en un prostíbulo, se puede tener el monopolio de la cerveza en el Perú y venderle miles de cajas mensuales a ese prostíbulo. Se puede ser policía y ladrón. Congresista y ladrón. Presidente y ladrón. Viva el Perú, carajo.

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