Protesta contra medida de Fiscal de la Nación Pedro Chávarry
Protesta contra medida de Fiscal de la Nación Pedro Chávarry

La indignación que causó el escándalo de Los Cuellos Blancos no solo fue motivada por la corrupción, uno de los detalles en los audios que más tocó la fibra del público fue la manera bruta y violenta como el delincuente César Hinostroza negociaba rebajar la pena o absolver definitivamente al violador de una menor. A ese gusano que teníamos por juez no le interesaba la integridad de los peruanos, él iba a liberar al violador de una niña simplemente porque alguna de las cucarachas voladoras que él llamaba ‘hermanitos’ se lo pedía. Y esa gente depravada y psicópata tiene que irse. Tenemos que librarnos de su poder para siempre.

La cárcel de la ‘señora K’ es quizás arbitraria e injusta, más parecida a un conflicto político (por mucho que ella se lo haya buscado), pero el único provecho que deberíamos sacar de su aislamiento es que, con ella, se aíslen también todo gurú o líder de congregación religiosa fanática alguna, pues ellos también han mostrado un comportamiento delictivo a favor de sus intereses y criminal en cuanto a abusos sexuales y psicológicos. Si la cárcel de Keiko dura más tiempo, que sea el suficiente para que nunca más tenga la opción de aliarse a pastores ni familitas funcionales que odian la igualdad de género.

Tres cosas han pasado en este comienzo de año: Chávarry no pudo deshacerse de los fiscales especiales del caso de corrupción más fuerte de los últimos veinte años y miles de personas salieron a pedir su cabeza en varias regiones del Perú y del mundo.

En Tarapoto, un padre de familia mató a su hijo, al enterarse que el chico era gay, y luego se mató (librándonos de su fobia, ciertamente). En Tacna, una mujer fue asesinada por el padre de sus hijos, quien no podía soportar que ella no le “perteneciera” más.

Si Pedro Gonzalo Chávarry se queda, las alianzas de las que suelen echar fortuna sus ‘hermanitos’ y ‘hermanotas’ van a empoderarse y con ellas va a seguir ganando no solo la corrupción, sino lo que es mucho más doloroso, la impunidad ante el asesinato moral y físico de los más débiles.

Este no es un asunto político, no sabemos siquiera el nombre de las nuevas bancadas, pero hemos visto esta serie viva sobre el crimen organizado en Perú durante demasiados episodios y temporadas como para no saber a quién queremos fuera del reparto y por qué motivos. Sáquenme si pueden, ha dicho el ‘hermanote’, y está claro que por las buenas no va a ser posible, porque así son los abusadores, sean estos religiosos, políticos o económicos, ellos creen que su estilo es normal y legítimo, realmente lo creen.

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