(Renzo Salazar)
(Renzo Salazar)

La cuestión de confianza hizo sacar las garras a unos animalejos bien feos. Empecemos por lo menos, para llegar poco a poco a la ganadora que –disculpen amigas feministas– lamentablemente esta vez es mujer. Y no les voy a dar el gusto, a los que quieren más mechadera, de mencionar a qué bancada pertenecen porque a estas alturas ya da lo mismo.

Víctor Andrés arremetió contra el gabinete llamándolos “pulpines”, grave error. Así como homosexual no es insulto, así como viejo no puede ser insulto, así, igualito, pulpín no puede ser usado para insultar. Pulpines son chicos y chicas que estudian y/o trabajan, que están máximo en sus veintes, y que ya están cansados de ser atacados porque supuestamente no saben nada de terrorismo... ¿Y ahora esto? El cargamontón empieza a ser abusivo, peor si viene de un Tyrannosaurus rex (ojo, no es insulto) y peor aun si el dinosaurio quiere perpetrarse en el Congreso, pues esos chicos tienen voz (recordemos las contundentes marchas contra la ‘Ley Pulpín’) y tienen voto. Mal jugado, tío Vitocho.

Horacio Zeballos le entró al discurso setentero del proteccionismo, compadeciendo no solo a los maestros más radicales (los nuevos niños símbolos de la Teletón para cierta fauna política) sino también a los pequeños productores de leche, afligido porque no pasó la absurda ley que pretendía prohibir la importación de leche en polvo... Omitiendo, torpemente, que la historia ha demostrado, y sigue demostrando, que leyes así afectan al consumidor final, y en el caso de la leche somos todos nosotros, toditos... ¿O alguien me puede demostrar que creció sin leche? No queremos que el Perú deje de importar leche para proteger a nadie de la competencia, porque el resultado es que “los ciudadanos de a pie” (como repitieron hasta el cansancio los Muppets) tendremos que pagar más por ella. No funciona como solución populista a los evidentes abusos de Pura Vida. Háganse una.

Para cerrar con broche de hojalata –prometo ser más delicada el próximo sábado–, el debate empezó con un cachalote enfurecido lanzándose a una piscina inflable. La señora Lourdes Vistacorta vomitaba sapos y culebras, rabiosa, amargadísima, llamando basura al gabinete, gritando que a ella nadie le va a contar cuentos porque ella sí fue a un colegio público, que a nosotros nadie nos va a venir a pechar (reconchesumadres). La malvada pulpo Úrsula lanzándose sobre la sirenita Martens, en una versión tipo parodia gore de Los Simpson... donde obviamente la sirenita no gana.
Tendría que llorar por ustedes y me río como loca. Y si la próxima vez PPK disuelve el Congreso, me río más. Solo espero que el presidente demuestre confianza en sí mismo y conserve su gabinete. Cambiarlo sería un gesto vergonzosamente sumiso.

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