Congresista Moisés Mamani fue acusado de tocamientos indebidos por una trabajadora de Latam Airlines. (Foto: El Comercio)
Congresista Moisés Mamani fue acusado de tocamientos indebidos por una trabajadora de Latam Airlines. (Foto: El Comercio)

Justo el día en que miles de peruanos marcharon para decirle No a la nefasta ideología que los caviares y rojetes quieren imponerle a la educación, una aeromoza agrede a un padre de la patria derramando sobre él toda clase de provocaciones corporales revestidas de escotes, faldas breves, bocas pintadas y esa actitud desconsiderada y libertina de las feministas izquierdistas de hoy. Y el pobre hombre, que tan solo intentaba volar de su región a la capital para servir al país, tiene que someterse a esta irresistible tentación y, como varón que se respeta, cede, extiende su pobre mano corrompida y toca lo que supuestamente no debe, para luego ser expulsado del avión como cualquier ciudadano de tercera, mientras la aeromoza feminazi sonríe y sigue caminando triunfante, con su falda enana, sus tacos, su boca pintada y ese escote demoniaco, buscando a su siguiente víctima, otro varón inocente indudablemente, cuando está claro que es ella la culpable.

Pero felizmente, pues Dios es grande, justo en estos días, como ultraderecha salvadora/reserva moral que son, los boticarios, más sólidos que nunca, han logrado meter un proyecto de ley que, inspirado en hombres de bien como Bolsonaro y Trump, ordena excluir la palabra ‘género’ de todos los documentos oficiales, políticas públicas y ordenamiento jurídico del Gobierno. Y es que esta sodomía no puede continuar. “Hay que enseñarles a ellas que hay un pudor en la vestimenta”, dice una abnegada mujer del colectivo Padres en Acción. Las damas tienen que ser sumisas y dedicarse a las labores del hogar, lo dice el mismísimo Cipriani, representante de Dios. Por si fuera poco el daño caviar, ahora pretenden perseguir y encarcelar al pastor Santana, aliados con la prensa mermelera, solo por sucumbir al diablo vestido de mujer que lo llevó a enloquecer por una menor de edad, que no entiende cuál es su lugar en la sociedad, gracias a la perversa ideología de género que –entiéndanlo bien– no va a pasar. No se equivocó la lideresa cuando hizo un pacto con él, comprometiendo los sagrados votos evangélicos de sus fieles a cambio de bloquear cualquier avance comunista de homosexuales, feministas, liberales, transexuales y cualquier otra minoría que merece ser aplastada como la plaga de langostas que es. Como no se equivoca Mamani cuando responde como macho de carne y hueso a tamaña provocación.

No lo lograrán, Dios es más grande que sus armas letales, más que ese demonio que tienta y revienta braguetas para cumplir su oscura misión: lavarle el cerebro a nuestros retoños, hacerles creer que una mujer puede vestirse como quiera y usar, como arma, la curvatura que Dios le dio para parir.

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