Huelga de hambre con lonchera. (GEC)
Huelga de hambre con lonchera. (GEC)

Más que ser un gringo huevón, como hemos dicho algunos (me incluyo), creo que el esposo de la Señora K está protagonizando una campaña mediática donde la pretendida estrategia es tratar al público como si no fuera inteligente ni analítico. Fantasías de quienes tienen tiempo para el hueveo, pues no sienten el costo de la vida porque siempre agarran más de lo que les corresponde.

Dice que está en huelga de hambre porque no hay justicia con su señora encarcelada y, para sustentar su inocencia, grita que su esposa es una perseguida política. ¿Por quién y para qué?

Ante las declaraciones del sobrino de Jaime Yoshiyama sobre los fajos de billetes de Odebrecht para la campaña de 2011, Vito insiste en que Jorge miente.

Lo que no entendemos es en qué le convendría mentir a un colaborador eficaz quien, además, ha declarado que la abogada de Keiko iba a defenderlo también a él, pero en el camino lo dejaron solo.

Lo cierto es que esos detalles dan igual, amigo huelguista, porque Yoshiyama, su sobrino Jorge, tu cuñado, tu cuñada, tu suegro, tu esposa, su abogada, etc. no son importantes frente a un país entero que ya no tolera ser burlado.

Ni a través de la mentira ni del abuso, ni del robo ni de la estafa. Aquí se nota, se olfatea, se siente y se declara que ustedes han actuado como un clan mafioso en demasiados aspectos.

Y en el caso de que hubieran hecho todo formal, o incluso legalmente, eso no convierte a su accionar en legítimo ni ejemplar. El espectáculo que ustedes dan no solo es lamentable, sino que ya no conduce a absolutamente nada.

Ni siquiera a que la justicia revise rápido el caso de la Señora K porque, quien quiera que sea la Señora K, se nota que ha estado metida en demasiados líos, de lo contrario la telenovela no daría para tantos capítulos.

No han demostrado amor al país, pero quieren que el país los ame. No han ganado su popularidad a pulso sino con la prepotencia y la limosna, pero quieren ser populares.

No son cercanos, son una especie de teleserie que deja de ser divertida cuando empieza a costarnos, porque nos cuesta caro incluso el enlatado. La nueva mayoría o el famoso cambio noventa, veinte años después, ya no es nueva ni mayoría ni cambio.

Algo decadente se puso en evidencia y ya no engañan a nadie. Entonces, como sabemos que lo de ustedes es o aparenta ser una ficción (al menos en el sentido de que ya no nos angustia porque ya no nos afecta), que el desenlace sea el mejor para sus hijas, pero que se acabe la novela.


TAGS RELACIONADOS