El fuego avanza por la Amazonía de Brasil. (Foto: AFP)
El fuego avanza por la Amazonía de Brasil. (Foto: AFP)

El daño mayor que nos ha hecho el caso Odebrecht no es el asalto a mano armada que ahora nos mantiene enfocados únicamente en saber quiénes son los malos de la película y meterlos a la cárcel. Tampoco ha sido abrir carreteras en zonas de selva virgen, dándose el lujo incluso de proyectar, en el mismo territorio por donde pasa la carretera Interoceánica Sur, una hidroeléctrica que inundaría un buen tramo, qué importa, si el proyecto se aprobaba, iban a inundar el pedazo ya construido y volver a construirlo más allá, seguir abriendo selva, convertir ríos en lagos y seguir metiéndonos más la mano al bolsillo y al pulmón, con más obras.

El mayor daño del caso Lava Jato es que ese escabroso tema nos tiene dándole la espalda a un incendio mucho mayor. Según José Carlos Nieto Navarrete, director de gestión de las áreas naturales protegidas en Sernanp (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas), es muy fácil que el fuego llegue a Iñapari (frontera con Brasil, región Madre de Dios). El presidente regional de Madre de Dios, Luis Hidalgo Okimura, está preocupado porque su región no tendría la capacidad de apagar el incendio. Pero no solo su región; en Perú no tenemos capacidad de mitigar incendios de bosques. No fomentamos la creación de cuerpos de bomberos forestales locales, como sí lo hacen otros países, ni tenemos aviones supertanques que sobrevuelen lanzando ráfagas de agua, y de los que se necesitan centenas de horas de vuelo, porque los más poderosos cargan solo 75 mil litros. Como 75 tanques de 1,000 litros, esos negros o azules que suelen verse en los techos de las casas. Nada, contra la potencia de un incendio forestal, aparte de que movilizarlos cuesta millones. Millones que estoy segura el país tiene, lo que no tiene es tiempo porque las autoridades se la pasan pegadas a la novela peruano-brasileña de mal gusto, que seguiremos mirando mientras se nos queman miles de árboles y animales. ¿O alguien piensa que lo que pasa en la Amazonía brasileña y boliviana no nos afecta… porque no es nuestro mapa? Estamos hablando del bosque tropical más grande del mundo, cuya vena aorta es un río que le da nombre, que nace en Perú y no para hasta el océano Atlántico. El bosque tropical amazónico es un solo cuerpo, el planeta lo es.

Pero estamos más enfocados en “las noticias” o en cuándo llega la tecnología 5G, que nos llenará de más antenas que ahora (para concha) vienen disfrazadas de árboles… mientras seguimos viendo cómo se quema la selva en nuestros inteligentísimos teléfonos… solo cuando nos aburrimos de Lava Jato. Lástima que mañana no habrá un estúpido robot al que podamos decirle: “Alexa, pídeme un árbol”.