Es un escándalo lo sucedido con el caso Cocteles. La nulidad del juicio obstaculiza un proceso judicial que tenía pruebas que muy bien la Fiscalía sustentó y en su momento llevaron a Keiko Fujimori a purgar cárcel con una prisión preventiva, por la contundencia de las declaraciones de colaboradores eficaces que asumieron los delitos cometidos y, gracias a ello, todo el país pudo conocer este tinglado de corrupción y lavado de activos.
Hasta se podría entender que el delito de financiamiento ilegal de campañas políticas no estaba tipificado en nuestra legislación y que tal vez por ello buscaban la impunidad, pero era imposible negar la realidad del festín que se dieron con dineros mal habidos durante las últimas campañas políticas. Lo negaron a los cuatro vientos, como es el modus operandi del fujimorismo a lo largo de su historia, a pesar de la contundencia de las evidencias. Si no, preguntemos a la vieja guardia del fujimorismo de cómo negaban las pretensiones de una nueva reelección de Alberto Fujimori, que se dio después con la famosa “interpretación auténtica” para un tercer periodo al mismo estilo de Nicolás Maduro en Venezuela.
Pero regresemos a esta historia de componendas políticas, que muy bien la anticiparon en su momento, tanto la Fiscalía que investigaba a Keiko y su clan, como también la valiosa labor periodística del semanario Hildebrandt en sus trece que, con lujos de detalles mencionaron hace meses de las intenciones sibilinas y subrepticias del fujimorismo, para tomar el control del TC. Yo podría testimoniar que eso lo tenían claro desde mi periodo congresal, cuando pretendieron imponer la elección de estos magistrados, saltándose inclusive la cuestión de confianza, que al final significó el cierre del Congreso.
Los involucrados en los delitos imputados por la Fiscalía buscaban la justicia constitucional, ante la contundencia de las evidencias y las pruebas incriminatorias, como un as bajo la manga, para obstaculizar el proceso judicial, como a la luz de los hechos hoy se ha dado.
Ahora entienden el porqué se han aliado hasta con lo más rancio de la izquierda, el cerronismo, a quienes llamaban de comunistas con la espuma en la boca, pero a la hora de buscar impunidad, son capaces de tragarse no solo la saliva sino semejante “sapo”, mostrando que, para el fujimorismo, lo que importa son sus intereses y, por supuesto, librarse de la justicia para seguir arremetiendo contra el país.