(Foto: Mario Zapata Nieto / @photo.ge)
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El autoritarismo no tiene signo ideológico, lo hay de derecha y de izquierda. En sus orígenes defendió los privilegios de las élites de la mano de las monarquías absolutistas, pero hoy, con el avance de las democracias representativas, enarbola la defensa del pueblo. La retórica ha cambiado, el afán es el mismo: acumular poder y crear un Estado todopoderoso que, a la postre, sofoque cualquier atisbo de libertad o voluntad individual. El proyecto político de Perú Libre apunta, sin matices, a ese fin. Basta leer su ideario y escuchar las declaraciones de sus voceros para advertir su vena totalitaria.

Cuando Castillo dice que va a disolver el Congreso o que va a desactivar el TC porque no defiende “al pueblo”, demuestra su desdén por las instituciones. Su congresista electa Zaira Arias no concibe cómo el TC puede declarar inconstitucionales leyes populares (como la de suspensión del cobro de peajes). Puede que esta sea popular pero es inconstitucional y antitécnica, y en una democracia no hay espacio para interpretaciones antojadizas del poder de turno. Cualquier demócrata no puede sentir menos que escalofríos ante estas declaraciones.

Cuando la misma congresista le dice a Beto Ortiz que van a ganar y que su “programa se va a retirar”, demuestra su recelo hacia la libertad de expresión. Y si leemos la propuesta sobre medios en su ideario, se termina de cerrar el círculo: el gobierno debe regular y evaluar sus contenidos para preservar “las buenas costumbres”. Me pregunto con qué criterio definirán lo que estas son.

Cuando en una entrevista en RPP Arias dice que en no más de seis meses van a llamar a Asamblea Constituyente y van a disolver el Congreso para redactar una Constitución, nos anticipa que se saltearán la vía constitucional para conseguir sus fines, soslayando, además, la separación de poderes. Y no olvidemos la defensa de Castillo y Cerrón del proyecto totalitario venezolano, al que, además, Cerrón felicita por haberse sabido quedar en el poder (sic).

Aquí la disyuntiva principal no es entre la derecha o la izquierda; nos debatimos entre la libertad y la opresión.

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