Un día de abril en la historia
Un día de abril en la historia

Columnista invitado:

César Astudillo Salcedo, General del Ejército

Hoy se cumplen 24 años de la operación de rescate de rehenes Chavín de Huántar, de decirle alto a la barbarie. Reconocemos que la actual realidad no es la misma que la generación de los 90 heredó; en esa época fue subversión, terrorismo y conflictos limítrofes lo que tuvimos que enfrentar como nación y como Fuerzas Armadas.

Hoy evocamos una de las acciones de armas más célebres de América, una lección histórica para el mundo entero, ese es el mejor legado de Chavín de Huántar.

En estos tiempos, nuevos roles nos mantienen de pie, alertas en el Vraem, en el Putumayo, en Tambopata, en Pichis Palcazú, en Ucayali, porque no podríamos seguir un camino diferente a este. Lo acaban de demostrar el capitán Fabrizzio Soto y parte de su patrulla, quienes recientemente fallecieron comprometidos legítimamente en el esforzado apoyo en la lucha antidrogas, que muchos desconocen, que tantos niegan y que otros denigran. Pero seguimos allí y donde la patria demande.

Han pasado 24 años de aquel 22 abril de 1997, cuando recibimos una misión: “Rescatar con vida a 72 rehenes”, quienes habían sido secuestrados, vejados y privados de su libertad por terroristas del MRTA.

El solo pensar que podríamos tener un país inseguro, donde una camarilla de trasnochados podría someter al Perú a su antojo mediante el terror, sería reverdecer nuestras más infames pesadillas.

La incansable guerra contra el terrorismo ha permitido en los últimos años las capturas de la camarada ‘Norma’, ‘Julio Chapo’, la muerte reciente del camarada ‘Raúl’ –integrante del comité central de Sendero Luminoso–, y otros enemigos de nuestra patria. Aquí no hay triunfalismos, seguiremos combatiendo como lo sabemos hacer, en silencio. El Perú merece un país sin terroristas.

Juan Valer y Raúl Jiménez son los honrosos símbolos de nuestras decisiones. Veinticuatro años más tarde, la vida no ha cambiado para los que siguieron. La convicción de defender al país sigue siendo el único rumbo que nos guía.

Que nuestras actitudes como peruanos sean para proteger y servir a nuestra nación, no para destruirla. Respeto, honor y gloria a nuestras instituciones.

Hoy, como aquel 22 de abril, estamos escribiendo las páginas de la historia con sacrificio y voluntad. Sigamos escribiéndolas para que luego, con nuestros hijos y con nuestros nietos, podamos leerla con orgullo.

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