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Redacción PERÚ21

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Ariel Segal,Opina.21 arielsegal@hotmail.com

En 2004, el actual presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, se lanzó a la presidencia contra el candidato pro-occidental Viktor Yushenko, quien tras las elecciones acusó de fraude electoral al partido en el poder. Entonces ocurrió una de las rebeliones pacíficas más memorables en la historia de las exrepúblicas soviéticas: 'La Revolución Naranja', la cual condujo a nuevos comicios ganados por la oposición.

El gobierno de Yushenko se caracterizó por frecuentes roces con Moscú por su intento de incorporar a Ucrania en la Unión Europea (UE). En 2006, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó al gobierno de Ucrania de robar gas de los conductos que transportan ese recurso energético a ese país y a Europa, triplicándole su precio. Yushenko acusó a Moscú de mentira y de chantajear a su gobierno y Putin ordenó bajar la presión del gas. Países de la UE enviaron delegados a Rusia para resolver el problema y comprendieron que la solución pasaba por 'enfriar' los progresos de Ucrania para incorporarse a su bloque.

Comprendiendo su dependencia comercial y energética ante Rusia, los ucranianos votaron en 2009 por aquel odiado Yanukovich. Intentando conciliar a un país polarizado con la realidad de ser una nación que Putin mantendrá, a las buenas o a las malas, en su área de influencia, pero a la vez buscando ampliar oportunidades comerciales, Yanukovich creó expectativas de que firmaría un acuerdo de asociación con la UE, para luego en diciembre de 2013 decir que no lo haría. Es entonces cuando las mayorías comprendieron que Putin le dijo 'nyet' (no) a su presidente y ellos han vuelto a tomar las calles diciéndole también 'no' y exigiendo la renuncia a un líder que no se atreve a a tomar decisiones soberanas.

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