Unos 1.8 millones de turistas extranjeros arribaron al Perú entre enero y mayo del 2019. (Foto: GEC)
Unos 1.8 millones de turistas extranjeros arribaron al Perú entre enero y mayo del 2019. (Foto: GEC)

Imaginen a un deportista que tiene todas las condiciones –biotipo, talento, disciplina– para ser una estrella olímpica. ¿Le recomendarían que entrene hasta alcanzar su máximo potencial o le dirían que baje las revoluciones, se olvide de las Olimpiadas y se conforme con torneos pequeños? Nadie daría el segundo consejo.

Sin embargo, ese mal consejo es justamente lo que algunas voces proponen al país cuando se trata de turismo. Que nos conformemos con lo logrado, sin aspirar a un mayor crecimiento, desaprovechando nuestro increíble potencial. Su argumento es que ya no podemos recibir más visitantes porque, de incrementarse el flujo, se arruinaría el patrimonio.

Nada más lejos de la verdad. Comparados con otros países, estamos bajos en número de turistas y tasa de crecimiento. En 2018 recibimos 4.4 millones de turistas. Chile tuvo 5.7 millones –y sin ofender a nuestros vecinos, ellos tendrán lindos centros de esquí, pero nosotros tenemos Machu Picchu, Choquequirao, Nasca, Chan Chan, Kuélap, entre otras maravillas.

Egipto, equivalente nuestro en vestigios arqueológicos, recibió 11.3 millones. ¡A pesar de lo convulsionado que está el Medio Oriente, tuvieron casi 7 millones más visitantes! Ni qué decir de Francia con 90 millones (¡20 veces más!). ¿Acaso creen que los franceses han dicho “hasta aquí nomás”? Al contrario, se han puesto como meta a 2020 llegar a 100 millones.

Por eso, es irresponsable sostener que hemos alcanzado nuestro techo cuando, vistas las cifras, aún estamos en pañales, sobre todo porque hablamos de una de las industrias que genera más empleo descentralizado y menos impacta en el medio ambiente. En lugar de desalentar y frenar a este “atleta”, es nuestro deber apoyarlo porque lo tiene todo para estar en el top del mundo.

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