El congresista sostuvo que "la misericordia no existe en el corazón" del cardenal Pedro Barreto. (Foto: GEC)
El congresista sostuvo que "la misericordia no existe en el corazón" del cardenal Pedro Barreto. (Foto: GEC)

Más allá de Lava Jato, la política peruana sigue empantanada en las pestíferas aguas servidas de la corrupción y el uso en provecho propio de los recursos del Estado. Definitivamente, en este terreno el protagonismo del debate ideológico, o de estrategias de gobierno, ha cedido su lugar a las denuncias o destapes de variados niveles de dolo que involucran a lo más graneadito de nuestra clase política.

El penúltimo enjuague expuesto a la luz pública ha sido el reiterado cobro indebido de estipendios adicionales realizados por seis parlamentarios, cinco de ellos representantes de Fuerza Popular y uno que perteneció al Frente Amplio.

Ante las sorprendentes explicaciones que dio el vocero de la bancada keikofujimorista, Carlos Tubino, en el sentido de que no se trata de “un periodista acucioso (que ha) llegado a la investigación y se ha encontrado con el tema, sino que alguien de adentro le ha dado la información”, solo cabe recordar al inmortal Condorito: ¡Plop!

¿Qué insinuaba el congresista? ¿Que entre colegas no debían acusarse? ¿Que otorongo (“hay no menos de 20 congresistas de distintas bancadas que hacen lo mismo”) no come otorongo? Es una defensa calcada de la que ensayaron los jueces corruptos y sus aliados en los medios cuando salieron los primeros audios que delataban los sucios manejos en el Poder Judicial. “Alguien se los ha pasado a los periodistas”, alegaban para intentar luego no solo decomisar las pruebas, sino intimidar judicialmente a quienes las habían publicado.

El cuento de la “mano negra” suena más a maniobra para hacerle cargamontón al presidente del Congreso, Daniel Salaverry, acusado de “maltrato” –supuesto uso de palabras soeces– por la representante Karina Beteta, también de FP, quien dice haber pasado por alto el incidente cuando este se produjo, en octubre de 2018, porque su bancada estaba viviendo “momentos difíciles”.

Este neofujimorismo no le achunta, pues, ni en las cortinas de humo, y eso que tuvieron al mejor de los maestros cuando fueron gobierno.

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