(Foto: Congreso)
(Foto: Congreso)

Los congresistas suelen justificar sus decisiones y acciones controversiales sentenciando que “se deben al pueblo porque es el pueblo el que los ha elegido”.

De hecho, en este periodo han usado esa idea de la representación para recordar que al presidente Vizcarra nadie lo eligió, pero que a ellos sí. Así fuerzan la conclusión de que tienen una legitimidad con la que él no cuenta. Pero ahora que la curul está en riesgo todo ha cambiado y para darle un manto de legitimidad a ese giro han puesto en marcha una operación interpretativa: han decidido invitar a “especialistas” a la Comisión de Constitución para que digan cosas como “ustedes no tienen que hacerle caso al pueblo, porque el pueblo no sabe lo que es el bien común, los políticos saben lo que es el bien común”. Eso es lo que finalmente hizo el abogado Carlos Mesía Ramírez el último viernes en su calidad de exmagistrado del TC y, a pesar de que no lo diga, parece que también como exmilitante aprista.

En una de las escaleras del Tribunal Constitucional hay una placa colgada que lleva la frase de César Vallejo que dice “todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él”. ¿Nunca la vio el abogado Mesía Ramírez en sus años en el TC? ¿Qué justifica que al ser invitado a la Comisión de Constitución para dar una opinión técnica sobre la constitucionalidad del adelanto de elecciones diga lo que dijo? Se trata de una puesta en escena montada por la mayoría legislativa, haciendo, nuevamente, del Congreso su chacra. No hay otra explicación. Solo en ese mar de mediocridad que han convertido al Congreso se puede aplaudir que alguien diga “al pueblo no se le hace caso. Al pueblo se le gobierna”. Validar esas frases sería olvidar que vivimos en democracia. Ya les digo, la crisis es el Congreso.