(GEC)
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Nuestros trumpolíticos (políticos que no respetan el fair play) jugaron con fuego y terminamos en la sartén. No soy abogado, pero los argumentos de quienes sostienen que la vacancia por incapacidad moral permanente no es aplicable me convencen. Reconozco que es verdad que esta causal se ha aplicado antes sin cuestionar su constitucionalidad y que solo el Tribunal Constitucional está autorizado para interpretar la Constitución cuando no es clara.

Para eso, el Ejecutivo había planteado una demanda competencial. Es una leguleyada inaceptable que el Congreso demore hasta el último día su defensa ante el TC, y use un día antes esa causal de vacancia como le nace del forro. Ahora resulta que el Ejecutivo que tiene que ir a la audiencia del miércoles 18 está presidido por quien era el poder demandado. Soy poco representativo de la opinión pública, pero coincido con el 80% que cree que Vizcarra debía ser juzgado al terminar su mandato.

A los muy malos indicadores de pandemia y crisis económica, sumémosle inestabilidad política, confrontación interna, riesgo país y golpe a la reputación internacional. La irresponsabilidad y el daño generado son inauditos.

El expresidente Vizcarra tampoco se salva. Tendrá que explicar sus sucesivas versiones contradictorias y los últimos chats, pero también por qué no presentó esta vez una medida cautelar al TC (la anterior fue denegada porque no habría los votos para vacarlo). Y algunos analistas consideran que la mención a los 68 congresistas con procedimientos judiciales fue una provocación premeditada. La historia lo tendrá que aclarar. Sin duda, resulta el actor político más beneficiado y es alguien que sabe usar políticamente la figura de un enemigo.

Ocho meses de pandemia y crisis han acumulado rabia y frustración, y la irresponsabilidad y prepotencia han desatado una ola de protestas no vista, con gran participación de jóvenes. Instagram y TikTok han migrado del entretenimiento hacia lo político, porque sus usuarios resienten que no se toque el tema. En todas las redes sociales la represión policial ha generado reacciones airadas y desconfianza hacia las instituciones y medios. El gabinete –dentro del cual me consta que hay buenas personas y profesionales– ha sido muy mal recibido en redes sociales. El problema cuando los conflictos escalan es que ya nadie confía ni escucha, se generan bandos en pugna.

La sentencia del TC puede llegar en diciembre, plazo máximo para el voto de confianza al gabinete. Hay quienes creen que es factible lograr una nueva Mesa Directiva presidida por quienes votaron contra la vacancia, pero apenas 19 de 130 lo hicieron. El cronograma electoral es difícil de adelantar según los entendidos. La calle está harta y no va a entender todos estos detalles. Una de las frases que más resuena es “se metieron con la generación equivocada”.

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