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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Nano Guerra García,Opina.21nano@somosempresa.com.pe

En la zona donde se ubica mi empresa es muy difícil conseguir parqueo. Por lo tanto, la gente que trabaja conmigo trata de llegar temprano para poder estacionar sus vehículos en algunas áreas públicas donde está permitido.

Es decir, hay demanda de sitios de parqueo y hay una vocación económica en la zona, pues no hay casas o departamentos familiares; solamente oficinas e instalaciones empresariales.

Ante un caso así, ¿qué debería hacer un gobierno local? Primero, preguntarse cómo resolver el problema y cómo mejorar el servicio de las empresas a las que les dio una licencia para operar y que pagan sus impuestos prediales. Claro, eso es en el mundo ideal.

Pero, ¿cuál fue la decisión del municipio? Pues, llegó un día y pintó unas líneas blancas con cal en las zonas donde la gente estaciona y empezó a cobrar por hora de parqueo. Todo ello sin limpiar ni ofrecer seguridad, es decir, no mejoró en nada la zona.

Cuando nuestras autoridades empiezan a practicar la recaudación fácil y cuando esa práctica es casi un asalto amparado en normas dudosas y los ciudadanos empiezan a ser perseguidos para pagar sin recibir nada a cambio, nos damos cuenta de que el Estado tributarista es una entidad a la que solo le interesa recaudar de cualquier forma sin dar nada a cambio.

Eso es inmoral y el gobierno local o central pierde cualquier legitimidad para exigir el pago de los tributos. ¡Así empezaron muchas revoluciones!