(Foto: TC)
(Foto: TC)

Desde la colonia, al predio donde funciona el Tribunal Constitucional se le conoce como la Casa de Pilatos. Ayer fue un nombre clavado para la conducta de unos magistrados que han traicionado a la democracia peruana señalando que ya no hay nada que hacer, que al haberse vacado al expresidente Vizcarra ya se declara “improcedente” la demanda competencial y, por tanto, no tienen por qué pronunciarse. Manuel Miranda, Ernesto Blume, Augusto Ferrero y José Luis Sardón le lavaron la cara a los golpistas.

Sin embargo, tres magistrados liderados por la presidenta del TC, Marianela Ledesma, señalan que debe dejarse sentada una interpretación sobre el uso de la causal de vacancia por la llamada INCAPACIDAD MORAL, de manera que esta figura no constituya un mecanismo de control político de un poder del Estado sobre otro, generando graves situaciones de inestabilidad política.

En mi opinión, el TC debió cerrar la discusión jurídica de manera que se garantice el orden público en su conjunto y se evite el uso indebido de la incapacidad moral.

Quedará en las páginas de la historia que cuatro “Pilatos” se lavaron las manos, legitimaron un golpe de Estado y nos dejaron indefensos ante la prepotencia de los congresistas que quieren cambiar al presidente cuando ven peligrar sus intereses.

El próximo Congreso tiene como tarea central elegir #NuevosMagistrados valientes y decididos a defender la democracia, como en este caso de conflicto competencial, cuando se pretenda hacer un uso indebido de una figura para un golpe de Estado.

Disclaimer: La autora de esta columna es pre candidata al Congreso por el Partido Morado.

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