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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Se trata de una oportunidad sin igual para nuestro país, y no solo para ser el centro de atención de toda América y para recibir a decenas de miles de deportistas y turistas, sino para hacer de Lima, desde ahora, una ciudad en donde realmente valga la pena vivir y visitar.

Uno hubiera esperado que el Gobierno hubiera sabido o podido sacarle mucho más provecho a una noticia como esta. Pero no ha sido así. Quizás no estaban preparados para esta nominación –de lo contrario le hubiera sido más rentable "políticamente" al Presidente ir a Canadá y no a París–; o su equipo de comunicación no ha sabido reaccionar adecuadamente en esta oportunidad.

Y decimos esto porque después de un solo día de euforia hemos vuelto, mediáticamente, a nuestra realidad cotidiana, en la que se sigue debatiendo sobre el viaje del Presidente Ollanta Humala a Francia, aunque, desde nuestro punto de vista, desde el ángulo menos importante.

Porque si bien ha habido un pésimo manejo –por informal y con muy poco respeto a la institucionalidad– de este asunto por parte de la Cancillería, por lo que se debe, efectivamente, pensar en nombrar a un o una verdadera profesional en esa cartera, sobre todo, ad portas del fallo de La Haya, lo más trascendental es saber qué conversaron y qué acordaron los dos presidentes en aquella ya famosa cita. De eso solo se habla generalidades, por lo que las conjeturas y sospechas son muchas.

Un presidente representa a un país, y no a su propia voluntad o a su personal interés.

De tal manera que el Jefe de Estado debe decirnos a los peruanos por qué era más importante ir a una reunión en Francia que quedarse con muchos otros mandatarios en la cumbre de la APEC o ir a Canadá a apoyar la nominación peruana para los Juegos Panamericanos.