Tráfico universitario

La Comisión de Educación del Congreso aprobó insistir con la ley que debilita a la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu). Nuevamente se unieron casi todas las bancadas, de extremo a extremo ideológico –Renovación Popular y Perú Libre–, en su respaldo a un repudiable negocio con el que, bajo la modalidad de los estudios universitarios, se podrá volver a estafar impunemente a la juventud peruana.

Y el mismo apoyo en bloque se trasladará seguramente al Pleno, con lo cual es previsible que se apruebe otra vez la ley y, en este caso, se promulgue directamente.

La Sunedu ha manifestado que se trata de una norma que expone a los estudiantes a un servicio deficiente de educación superior. No le falta razón al titular de este organismo, Oswaldo Zegarra Rojas, cuando dice que “el dictamen en realidad esconde un propósito más oscuro, plagado de intereses, con el propósito de retroceder lo avanzando en la reforma universitaria, pues se busca volver a un sistema sin supervisión”

Como se recordará, el Ejecutivo observó la autógrafa de la ley, entre otras cosas, debido a que afecta la imparcialidad de la Sunedu (los rectores que se incorporarían a su directiva representan, justamente, los intereses directos de los sujetos regulados), debilita su potestad para otorgar o denegar licenciamientos (retornan las universidades bamba) y porque resucita esquemas y entes burocráticos que ya fracasaron anteriormente, sumidos en la corrupción y la ineficiencia generalizadas, como la Asamblea Nacional de Rectores y la Sineace (antigua encargada de la evaluación, acreditación y certificación de los servicios educativos).

La objeción más importante es, sin embargo, que se trata de una norma inconstitucional en la forma y en el fondo, pues el Congreso está invadiendo competencias del Ejecutivo y atentando contra la calidad educativa de los estudiantes peruanos.

¿Qué intereses están defendiendo estas bancadas, que se han coludido en contra del Perú? ¿En nombre de qué negocios particulares van a sacar una ley que solo daña la credibilidad de nuestros profesionales? Como han dicho los expertos, si no se regula el mercado educativo, se pondrá, otra vez, a la juventud peruana en manos de inescrupulosos mercaderes que están más cerca de la delincuencia que de la educación.