Toujours la loi (siempre la ley)
Toujours la loi (siempre la ley)

Acaba de arrancar en París el juicio contra los terroristas que participaron en el terrible atentado yihadista contra la revista de humor Charlie Hebdo, por publicar una caricatura de Mahoma en su portada. Los fundamentalistas la tacharon de inadmisible. Esta clase de juicios y valoraciones son libres, desde luego. Son muestra de la libertad de expresión. El problema radica cuando se decide castigar unilateralmente a inocentes que no podían imaginar, ni en el peor de sus sueños, que la bárbara respuesta sería aquella.

La justicia francesa piensa hacer de este juicio un verdadero hito. Será íntegramente grabado para sus archivos. Para que los franceses tengan memoria de lo ocurrido, así como de las sinrazones que se esgriman.

Los familiares de las víctimas podrán llevar cierta paz a su duelo, al tener la oportunidad de oír a los acusados. No se juzga a los autores del hecho. Todos muertos. Pero sí a todos o casi todos los que colaboraron haciendo posible la matanza.

Será una forma de hacer pedagogía. Y de llevar el mensaje de una nación grande como la francesa, convertida en oscuro deseo de los yihadistas, la mayoría de los cuales nació en territorio francés. Francia, tan cartesiana ella, se ha propuesto luchar contra esa tendencia de parte de la población (6 millones de franceses son musulmanes practicantes) que considera que la ley musulmana es superior a las leyes de la República. Se prepara una ley para combatir esta tendencia. Creo en la ley, pero no creo en sus cualidades taumatúrgicas. No soy optimista al respecto. Mientras tanto, es un verdadero triunfo de la civilización occidental poder juzgar a unos presuntos terroristas, responsables de la más execrable matanza, con una única arma: la fuerza de la ley. Toujours la loi.

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