La sesión de mañana se llevará a cabo en el marco de la aprobación del dictamen de reforma del CNM y no tiene relación con el pedido de cuestión de confianza anunciado por el presidente Martín Vizcarra. (Foto: Agencia Andina)
La sesión de mañana se llevará a cabo en el marco de la aprobación del dictamen de reforma del CNM y no tiene relación con el pedido de cuestión de confianza anunciado por el presidente Martín Vizcarra. (Foto: Agencia Andina)

Mientras un grupo de peruanos celebra que Vizcarra haya invocado la cuestión de confianza, otro lo tilda de golpista “soft” y advierte que, de censurarse hoy su gabinete, recién contaría como la primera vez. Sin embargo, al margen de esta extenuante crisis política y las múltiples interpretaciones constitucionales, es importante identificar que estamos yendo de manera directa y sin escalas hacia una tormenta perfecta. Veamos.

Primero, si bien nuestra economía crece (en agosto se expandió 2.3%), lo hace a una velocidad de tortuga embarazada gracias a la mayoría de nuestros políticos. Esto se debe a que estos o no entienden cuáles son nuestros principales desafíos económicos como país o, sencillamente, no les interesa. En ambos casos, la situación es crítica.

Segundo, de acuerdo con el BBVA Research, las políticas públicas peruanas deberían diseñarse para reactivar la economía, asegurar la sostenibilidad fiscal en el corto plazo e incrementar la productividad en el largo plazo. De esto, solo se ha logrado reducir el déficit fiscal por medio de un torpe incremento de impuestos.

Tercero, como vivimos en un mundo globalizado, debería interesarnos lo que sucede en otros países. Al considerar la actual coyuntura internacional, es fácil apreciar que nuestro futuro es más sombrío de lo pensado. Y no me refiero solamente a la guerra comercial entre China y EE.UU. o a la caída de los precios de los metales, sino a algo peor.

El economista Nouriel Roubini, quien predijo la crisis financiera de 2008, espera que desde 2019 se comience a materializar una nueva recesión global. El enfriamiento económico internacional, la falta de liquidez, el alto nivel de endeudamiento en varias economías y la escasez de herramientas fiscales y monetarias gatillarían dicho evento.

La miopía con astigmatismo que tienen todos ustedes, señores gobernantes, nos va a costar muy caro. Piensen.