(Foto: Daniel Apuy)
(Foto: Daniel Apuy)

Hoy es el tercer día del estado de emergencia decretado, el pasado domingo 15 de marzo, por el gobierno del presidente Martín Vizcarra, con el único objetivo de frenar el avance del temido coronavirus.

Pese al optimismo del Ejecutivo –y tal como lo ha mostrado la prensa–, algunos peruanos no acatan esta medida; unos sin motivo aparente y otros con justificación, aunque estas excusas sean muy discutibles (como es el caso de los call centers).

Países como Italia, España o Francia –en los que se incrementa todos los días el número de fallecidos por este mal– no tomaron medidas drásticas desde el inicio de la pandemia. Ellos nos han dejado una lección que no debemos dejar de lado.

Por ello, aquí planteamos el toque de queda para evitar que la gente salga a las calles, no sin antes resolver el tema del desplazamiento de grandes cantidades de trabajadores de seguridad, de call centers y de limpieza.

Los call centers –centrales telefónicas, en las que trabajan miles de jóvenes a nivel nacional–, por ejemplo, son proveedores de grandes empresas y dan servicios de ventas, de atención al cliente y/o soporte tecnológico a la banca, a grifos, a centros hospitalarios, entre otros; no pueden parar. Sin embargo, se necesita un sinceramiento de su actividad para no sacarle la vuelta a la emergencia nacional con ventas superfluas.

Los trabajadores de seguridad –que pueden ser reemplazados u obviados sin perder el empleo, evitando desplazamientos innecesarios– pueden ser enviados a sus casas, ya que en las calles no habrá sicarios, marcas, asaltantes, arrebatadores, fumones ni ‘pájaros fruteros’, porque los delincuentes necesitan mimetizarse entre la población que, por ahora, está aislada mayoritariamente en sus domicilios.

Sobre los trabajadores de la limpieza pública, su labor debería acotarse al recojo nocturno de los desperdicios de las casas y no de limpieza de calles, ya que resulta innecesario; más aún, si se supone que las calles están vacías.

Es momento de confiar en nuestras autoridades y llamar a la unidad de todos los peruanos para hacer frente a la pandemia. Y si se requiere el toque de queda, ¡bienvenido sea! ¡Sí se puede!