“La Convención apunta en la peor dirección imaginable. No ejerce como una convención constituyente, sino como una convención disolvente. Una Constitución debe constituir, no disgregar, unir, no dividir, integrar, no segregar y mucho menos desintegrar. Están ustedes protagonizando un experimento inédito en la deconstrucción identitaria de una nación, es decir, jugando con la decadencia y la implosión y, además, el fracaso porque una Constitución no puede ser nunca de parte, ni de una parte contra otra, ni mucho menos de muchas partes contra el todo (…). Mi consejo por tanto es que no sigan por ese camino. Que no hagan una Constitución de división, separatista, que no alienten la segregación de los chilenos porque tendrán lo peor de todos los mundos. Lo peor de mi otro país, Argentina, que es la decadencia crónica, y lo peor de España, que es la tensión centrífuga y la inestabilidad. No hay tarea más grande para una generación. Son ustedes los protagonistas de la segunda transición chilena. Es una responsabilidad inmensa. El mundo les está mirando y aprenderá de ustedes para bien o para mal”.