Lo que la terrorista no le dijo al Papa. (USI)
Lo que la terrorista no le dijo al Papa. (USI)

Poco antes de la llegada del Papa al Perú, la terrorista Elena Iparraguirre –número dos de Sendero Luminoso– publicó una carta dirigida al líder de los católicos en la página web del Movadef. Allí, Iparraguirre se refiere a Francisco como “Su Santidad” y le describe lo colmada de honores que se siente al presentarse ante él. Le indica, luego, que ella está presa por haber librado una guerra popular en nombre del marxismo, leninismo, maoísmo, pensamiento ‘Gonzalo’ y le pide que interceda por la reconciliación.

Lo que Iparraguirre quiere es lo mismo que los líderes del Movadef vienen reclamando hace años: que se indulte a la cúpula que lideró a las hordas asesinas de Sendero. Tiene todo el derecho del mundo la señora de escribir una carta de esta naturaleza. Sin embargo, sería bueno que la camarada ‘Miriam’ sea más puntillosa a la hora de presentarse, porque todo parece indicar que su memoria no es tan profunda como su devoción por quien encabeza a una religión que ella consideró el opio del pueblo.

Haría bien la Iparraguirre en empezar por decirle al Papa que los tres únicos beatos que han logrado esa condición en el Perú a través de ser mártires son los sacerdotes polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski y el diocesano italiano Alessandro Dordi. No me caben dudas de que Bergoglio los recordará: él mismo los beatificó al inicio de su pontificado. Y sería también importante que la Iparraguirre anote que los tres llegaron a ser mártires porque su grupo terrorista los asesinó en el año 1991.

Los religiosos recibieron amenazas de muerte por parte de Sendero; no obstante, hicieron caso omiso y continuaron con su rol evangelizador en Áncash. Fue allí que los mandos políticos senderistas ordenaron su muerte y coronaron su salvajismo con un cartel colocado sobre los cadáveres de los polacos que decía que “así mueren los que hablan de la paz y los que lamen el imperialismo”. No veo cómo la asesina Iparraguirre podría haber omitido información tan importante cuando pide que el Papa interceda.

Finalmente, debería contar que no se arrepiente de lo que ella considera que fue un costo necesario para su revolución. Decenas de miles de muertos, o sea. Y podría pedir una audiencia, pero no con el Papa sino con un curita común. Para que se confiese. Por asesina y por ladrona.