El tema de hoy: Vacancia en ‘stand by’. (MarioZapata/Perú21)
El tema de hoy: Vacancia en ‘stand by’. (MarioZapata/Perú21)

Desde hace más de una semana, la clase política parlamentaria se encuentra otra vez encapsulada en la discusión de dos nuevos pedidos de vacancia promovidos por Nuevo Perú y el Frente Amplio. No importa si ninguna de ellas tiene las 26 firmas requeridas para su presentación. Tampoco que el resto del país se rebele, con estupor e impotencia, ante el crimen execrable de la pequeña Jimena en manos de un depravado.

Los bloques que impulsan la destitución de Pedro Pablo Kuczynski tienen apenas diez adhesiones cada uno, por lo que han tenido que voltear la mirada a Fuerza Popular que, ni corto ni perezoso, mantiene al susto al oficialismo: un día da por descontado su aval a la propuesta, al siguiente lo condiciona a que sean otras bancadas las que firmen primero la moción.

Y es que la agrupación que lidera Keiko Fujimori no está dispuesta a sufrir un revés similar al de diciembre pasado cuando –por la abstención de diez de sus legisladores, hoy ya fuera de sus filas– vio frustrado uno de sus más ambiciosos cometidos: sacar a PPK del sillón presidencial. Y si bien varios de sus integrantes aseguran que sus 61 miembros están de acuerdo con la vacancia, no es así. Por el contrario, son varias las voces discrepantes, ya sea porque advierten que la medida conllevaría un alto costo político o porque se oponen a ser furgón de cola de Nuevo Perú. (No le perdonan haber abandonado el hemiciclo en plena votación de la primera moción de vacancia).

En paralelo, Alianza para el Progreso y Acción Popular han descartado su respaldo, tampoco lo hará el bloque kenjista y menos los tres ex oficialistas Costa, De Belaunde y Zeballos, y el Apra no se sabe, por lo que ninguna de las dos iniciativas del FA y NP alcanzaría los 87 votos requeridos.

Lejos de aprovechar este escenario, el inquilino de Palacio de Gobierno se encuentra en estado catatónico, sin capacidad de respuesta, sin anunciar reformas sustanciales, dedicado a inspeccionar obras y a dar una que otra declaración que no llena las expectativas ciudadanas. Si a eso se le suma el “gabinete mudo” de Mercedes Aráoz, la mesa le queda servida a la oposición. Quizá no ahora. Luego de la declaración de Jorge Barata a los fiscales peruanos quién sabe.

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