El tema de hoy: Triunfo de camerino. (GeraldoCaso/Perú21)
El tema de hoy: Triunfo de camerino. (GeraldoCaso/Perú21)

Redacción PERÚ21

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Tras el dramático 21/12, que terminó con el pedido de vacancia en el tacho, algunas lecciones debemos sacar, en especial para el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Su continuidad en el cargo no debería ser asumida por él y sus asesores como un triunfo de su defensa jurídica, sino una bien hilvanada estrategia política que supo quebrar el voto disciplinado de algunas bancadas que, luego de la funesta entrevista del domingo, habían anticipado que votarían por la vacancia.

PPK no se queda porque haya convencido a la tribuna de que nunca supo de las jugosas asesorías que daba su empresa Westfield Capital a la corrupta Odebrecht bajo la gestión de Sepúlveda. Eso no se le creyó ni siquiera la gente de su entorno, que a inicios de semana se refería a áreas grises y a la necesidad de que dé más explicaciones. Desde la oposición, Dammert, quien documentó las últimas acusaciones contra PPK, y Marisa Glave dejaron en claro que el jefe de Estado tiene un problema serio al no distinguir el ámbito privado del público cuando de hacer negocios se trata.

Si PPK hoy es presidente, es porque sus operadores, pese a que lo niegan, tendieron oportunos puentes con Kenji Fujimori y este le quitó de manera impensada 10 votos al fujimorismo (¿a cambio del indulto del padre? Sería muy ingenuo si no fue esa la condición), que de manera irresponsable venía en atropellada. Algo que significó una derrota para la lideresa de Fuerza Popular, quien no quedándose con los brazos cruzados, advirtió a través de Twitter que a la decena de fujimoristas no alineados les esperaría un proceso disciplinario. ¿Habrá cruzado Kenji todos los límites permisibles con esta suerte de levantamiento? Varios de sus colegas han adelantado que no le aguantarán otra desobediencia más.

Esta jugada, que deja muchas preguntas en el tintero, sin embargo, no habría prosperado si no fuera por el voto en ámbar de legisladores de otras bancadas que apelaron a factores que trascendían a PPK, como la institucionalidad y el orden democrático. No sabemos si hubo otras razones detrás de este giro repentino. Pero sí queda claro que PPK no ganó el partido en la cancha, sino en los camerinos.