Martín Vizcarra (César Campos/Perú21)
Martín Vizcarra (César Campos/Perú21)

En la segunda parte de la encuesta de Datum que publicamos hoy, es interesante ver cómo los entrevistados responden a la pregunta relacionada al tiempo que durará la “tregua” entre el gobierno de Martín Vizcarra y el Congreso. El 17% de peruanos cree que se mantendrá por tan solo tres meses; un 20%, seis meses; otro 17%, un año; y una mayoría (31%) considera que seguirá hasta el final de la gestión, es decir, hasta 2021.

En resumen, el 54% apuesta por un espacio de paz corto, que va de tres meses a un año. Este escepticismo es comprensible después de haber visto la actuación del Legislativo, y en particular de la mayoría fujimorista, en estos primeros 21 meses.

La percepción negativa sobre el desenvolvimiento de la bancada de Fuerza Popular contribuye quizás a este panorama no tan auspicioso sobre el futuro de las relaciones Ejecutivo-Congreso. De hecho, un 42% de los encuestados cree que el bloque fujimorista es el causante de la repentina salida de PPK porque “siempre buscó sacarlo” del poder. Aunado a eso, se puede advertir que la población ya se ha generado un perfil de Fuerza Popular. Un 48% coincidió en que el grupo parlamentario no apoyará a Vizcarra, y si los parlamentarios naranjas deciden respaldarlo (como muchos lo han adelantado), para un 83% de los peruanos la razón sería que buscan sus propios intereses. El injustificado blindaje de FP a sus integrantes le está pasando la factura, pero es una factura que la pagan todos. El 87% está de acuerdo en quitar la inmunidad a los congresistas, de manera que puedan afrontar procesos penales inmediatamente.

Reducir esta imagen de poder obstruccionista depende exclusivamente de los parlamentarios. Al país no le hace bien la inestabilidad que generan las fricciones entre el Legislativo y el Ejecutivo.

Ser oposición no significa estar en una constante búsqueda de confrontación. Las tareas legislativas y de fiscalización no pueden llegar a un nivel de paralización del Ejecutivo, el cual, a la vez, debe desarrollar sus acciones con transparencia y tendiendo puentes. El equilibrio de poderes no es una interpretación de los constitucionalistas, es una práctica democrática que deben respetar quienes los ejercen, sin avasallamientos de ningún lado, como bien reflexionó el presidente Vizcarra al asumir el mando.