(César Campos/Perú21)
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El archivamiento del proyecto de ley del oficialista Gilbert Violeta para que los congresistas no puedan ser reelegidos indefinidamente ha puesto sobre el tapete, nuevamente, la importancia de realizar una verdadera reforma electoral. Pero la evaluación no debe partir de la rechazada propuesta de Violeta, que a todas luces era parte del show que había preparado para la tribuna, sino de la real representación que deben tener los peruanos en el Congreso.

El planteamiento del parlamentario limita la decisión de los ciudadanos a elegir. Puede que, debido al comportamiento, algunos legisladores no deben volver a pisar nunca más el Parlamento, pero eso lo debe decidir el elector al momento de sufragar. La experiencia y capacidad de algunos congresistas reelectos, además, permite al Legislativo poder conducirse.

Algunos podrán preguntarse ¿cómo es que para alcaldes y gobernadores sí aplica la no reelección? Lo que hay que decir aquí es que la norma aprobada en este caso surgió por los escándalos de corrupción en los que estaban involucradas muchas autoridades que, a diferencia de los congresistas, manejaban recursos públicos y los desviaban a veces para sus procesos de reelección. La idea partió para frenar a esos políticos.

Otro tema que entró al debate reciente fue el planteado por la legisladora Patricia Donayre (PpK), quien ha propuesto la eliminación de la inmunidad parlamentaria. Esto porque muchos de sus colegas aprovechan esa facultad para evitar denuncias e investigaciones en las que están inmersos. Pero, más bien, la inmunidad debe ser una de las efectivas herramientas que tiene un legislador para enfrentar el crimen. Un caso claro es Víctor Andrés García Belaunde (AP), quien con sus denuncias logró que personajes como el abogado Rodolfo Orellana y el ex alcalde Álex Kouri terminen en prisión por los delitos que cometieron.

Si se quiere reformar algo, debería ser más bien el sistema de cifra repartidora. En las elecciones generales de 2016, Fuerza Popular logró el 26% del total del padrón electoral. Siendo un porcentaje que apenas representó la cuarta parte de los electores que votaron, al partido naranja le sirvió para meter a 73 congresistas al Parlamento, logrando una aplastante mayoría que si no es bien utilizada, ya sabemos cómo termina. Esto es un desperfecto en la norma que debe ser corregido. La cifra repartidora es desigual, y ahí debe centrarse el debate.

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