Afectados. Los daños causados por El Niño costero no se repetirán el próximo año. (Noticias Piura)
Afectados. Los daños causados por El Niño costero no se repetirán el próximo año. (Noticias Piura)

Han transcurrido diez meses ya desde que el fenómeno de El Niño costero arrasó con cientos de viviendas y puentes, colapsó sistemas de agua potable y alcantarillado, destrozó miles de hectáreas de tierras de cultivo y hundió en la angustia y desesperación a miles de peruanos que veían cómo el esfuerzo de años de trabajo quedaba reducido a lodo.

Los gestos de solidaridad no se hicieron esperar. Tampoco el compromiso del gobierno de una pronta reconstrucción de las zonas afectadas.

En diez meses, la situación, a decir de los propios damnificados, poco o nada ha cambiado. En los últimos días, más de 10 mil pobladores tomaron las calles de Sullana exigiendo celeridad en la ejecución de las obras. Algo similar ocurrió antes en Huarmey (Áncash), Piura y Lambayeque. La desesperación ante la inacción empieza a generalizarse.

En julio, en su mensaje por Fiestas Patrias, el presidente Pedro Pablo Kuczynski destacó la inversión de S/20 mil millones para la reconstrucción. “No nos pueden tomar desprevenidos, nunca más”, exclamó.

Más recientemente, durante el debate del proyecto de Presupuesto General de la República, la presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz, aseguró que se priorizará la reconstrucción con cambios con una inversión superior a los S/7 mil millones para el próximo año.

En contraste, la congresista Karla Schaefer, presidenta de la Comisión Especial de Seguimiento de la Reconstrucción en las zonas afectadas por el Fenómeno de El Niño costero, ha replicado que hasta la fecha solo se ha ejecutado el 51% de los S/1,268 millones que se asignaron para 2017.

El dinero invertido, sin embargo, no se ha destinado a la construcción de viviendas u otras obras de infraestructura, sino a trabajos de descolmatación de ríos, limpieza de quebradas y rehabilitación de diques que, si bien son importantes, son simples paliativos. Es decir, no es una reconstrucción con cambios, como se prometió.

Mientras, el nuevo presidente de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, Edgar Quispe, que cumple mañana un mes en el cargo, sigue cumpliendo un rol articulador entre ministerios, gobiernos regionales y locales, pero con la amenaza del fenómeno de La Niña a la vuelta de la esquina.

En conclusión, si las cosas siguen como hasta ahora, la falta de previsión nos ganará nuevamente la partida y esta vez no habrá excusa que lo justifique.