En términos sencillos, la CPI procesa y sanciona a los más grandes criminales del mundo. A los que han cometido, por ejemplo, crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidio. La regla es que los Estados parte del Estatuto de Roma sean los primeros en sancionarlos, pero no siempre es así –comúnmente cuando los sindicados son altos funcionarios en ejercicio–. Cuando eso sucede, ahí interviene la CPI. Como cualquier sistema que imparte justicia, también tiene una fiscal internacional –Fatou Bensouda– que investiga, de oficio o de parte.