La Comisión de Ética del Congreso volvió a ser usada con fines políticos. El fujimorismo salvó nuevamente a los suyos de investigaciones y futuras sanciones y arremetió contra sus oponentes al abrirles procesos. Como si no hubiesen bastado los anteriores blindajes, como los ejercidos a favor de Betty Ananculi, Marita Herrera, entre tantos otros, ayer presenciamos una nueva sesión de escándalo.
Tres parlamentarios fujimoristas, incluido el presidente del grupo, Juan Carlos Gonzales, votaron a favor de archivar la investigación a su colega de bancada Yesenia Ponce, quien jamás pudo demostrar que realizó estudios escolares como lo declaró en su hoja de vida. Es más, según Cuarto poder, habría adulterado actas con alumnos ‘fantasmas’ para intentar acreditar la culminación del cuarto y quinto año de secundaria.
La suerte de Ponce la definió Gonzales, quien al ser titular de la comisión usó su voto dirimente para resolver el empate que se había presentado, ya que los congresistas Mauricio Mulder (Apra), Eloy Narváez (APP) y Alberto Oliva (PpK) se pronunciaron contra del archivo de la investigación. Lo sorprendente es que Yonhy Lescano (AP) se retiró de la sesión y facilitó el blindaje. Su voto hubiera cambiado el destino de Yesenia Ponce.
En el otro extremo de la recordada frase ‘para mis amigos todo, para mis enemigos la ley’, la comisión aprobó investigar a los congresistas Kenji Fujimori, Guillermo Bocángel y Bienvenido Ramírez, tristemente célebres por aparecer en videos negociando los votos de la vacancia de PPK. Moíses Mamani fue incluido, pero inmediatamente la vocera alterna de FP, Milagros Salazar, intervino para solicitar que su colega sea excluido y no sorprendería que en la próxima sesión se le aparte. Salazar argumentó que haber grabado no es un delito.
Asimismo, Ética archivó nuevos casos de Rosa Bartra, Héctor Becerril y Luz Salgado, a quienes se les cuestionaba por participar en diligencias fiscales contra Fuerza Popular. Así las cosas, es poco lo que se puede hacer de aquí al 2021 para castigar ejemplarmente y sin tinte político a los infractores de la ética parlamentaria, salvo que se recompongan el grupo.