Justicia ciega y torpe. (EFE)
Justicia ciega y torpe. (EFE)

Redacción PERÚ21

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En solo un año, el caso Odebrecht nos ha revelado no solo el grado de corrupción y la catadura moral de políticos y funcionarios, sino también –y de manera preocupante, hay que decirlo– la división entre quienes precisamente deben castigarlos.

Es incierto aún en qué acabará la abierta e inu-sitada disputa entre la Sala Penal Nacional y el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez. Para Rodríguez, la actitud de los magistrados de no trasladar sus casos de corrupción de funcionarios al Sistema Anticorrupción –como lo dispone una resolución administrativa– es “de rebeldía”. Pero para los jueces de la SPN, que tiene en sus filas al mediático Richard Concepción Carhuancho, lo que hacen es respetar la ley y defender sus competencias.

Concepción Carhuancho –conocido por ordenar la prisión preventiva de Toledo, Humala y Heredia, y autorizar el allanamiento de los locales de Fuerza Popular– ha argumentado, en una entrevista a El Comercio, que el separarlo del caso Odebrecht es “una pérdida de confianza” y “un trato discriminatorio”. Pese a ello, y con firmeza, el titular del PJ ha asegurado que se ejecutará la resolución. Precisamente, los jueces supremos se reunirán mañana para pronunciarse sobre este peliagudo tema.

La actitud de los fiscales tampoco ha sido la mejor al respecto. Desde diciembre de 2016, son conocidas las diferencias que hay entre el equipo especial para el caso Lava Jato (corrupción) y el área de Lavado de Activos por hacerse de los procesos que involucran a los funcionarios vinculados a las coimas de la constructora brasileña. Por ejemplo, ambos grupos indagan a Toledo y durante el camino se advirtió que casos como Ecoteva y Odebrecht se complementan, para lo que necesitan a los mismos colaboradores (Barata y Maiman) y las mismas pruebas. Ninguna de las partes, no obstante, ha cedido, quizás para no compartir la medallita.

Lamentablemente, este tipo de egocentrismos y empecinamientos dentro de las mismas instituciones y entre jueces y fiscales (recuérdese la odisea entre las fiscales del caso Ecoteva y el juez Abel Concha) pone trabas a las investigaciones emprendidas para conocer la verdad. Este año promete traer una avalancha de destapes y diligencias relacionadas a la trama de corrupción de las firmas brasileñas y si siguen así las cosas, será complicado llegar a condenas ejemplares.

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