(Luis Centurión)
(Luis Centurión)

El último fin de semana, nuestras autoridades judiciales volvieron a decepcionarnos y a dar un mensaje negativo a la sociedad: las agresiones a mujeres no se sancionan, a menos que estas terminen en la muerte de la víctima. Y es que no se puede entender de otra manera el criterio de los jueces del Juzgado Penal de Ayacucho que absolvieron, en mayoría, a Adriano Pozo de los delitos de tentativa de feminicidio y violación contra Arlette Contreras. Arlette es la joven que, en noviembre de 2015, fue arrastrada de los cabellos por su cobarde agresor en la recepción de un hotel ayacuchano. Todo el país lo vio, las imágenes que fueron captadas por la cámara de seguridad del hospedaje salieron una y otra vez desde ese año en todos los medios de comunicación. El propio imputado reconoció los golpes que le propinó a su ex pareja. El agresor siempre intentó violentarla; a pesar de que los trabajadores del hotel salieron en defensa de Contreras, él solo buscaba aplicarle una golpiza. Los motivos para salvaje reacción, sean sentimentales o no, son lo de menos. Es inadmisible no castigar ese condenable accionar.

Increíblemente, entre los argumentos de los jueces que votaron por rechazar la denuncia fiscal –Karina Vargas y Rubén Zegarra– se indica que “las lesiones descritas en los certificados médicos no son de naturaleza mortal y no han puesto en peligro la vida de la agraviada”. ¿Esperaban la muerte de Arlette para recién sancionar? Asimismo, se lee en la resolución que la agredida “no presentaba una lesión compatible con agresión sexual porque no se observaron lesiones físicas compatibles con agresiones contra la libertad sexual”. Lamentablemente, lo que denota este fallo es que como Arlette Contreras está viva, no se justifica aplicarle alguno de los delitos que le atribuye el Ministerio Público. ¿Entonces se debería eliminar la figura de la tentativa de nuestro ordenamiento penal? Absurdo.

En un país como el nuestro en el que, según cifras de Pulso Perú, el 45% de peruanos conoce a una mujer que ha sido golpeada por su pareja, una sentencia como esta solo promueve más violencia. De nada sirve impulsar políticas y aprobar normas en defensa de la mujer si el Poder Judicial se hará de la vista gorda y seguirá cediendo espacio a la impunidad.