Nicolás Maduro proclamó su reelección en Venezuela como un "récord histórico". (AFP)
Nicolás Maduro proclamó su reelección en Venezuela como un "récord histórico". (AFP)

Las elecciones adelantadas en Venezuela, que permitieron la reelección del dictador Nicolás Maduro hasta el año 2024, acumulando una permanencia consecutiva en el poder de más de 11 años, fueron a todas luces una farsa, que intentó convalidar un grupo de candidatos ex chavistas.

La comunidad internacional, salvo contados gobiernos que persisten en ver al sátrapa venezolano como parte de su eje ideológico, como el de Evo Morales, ha adelantado rápidamente que no reconocerán los resultados. Los primeros países en levantar la voz fueron los aglutinados en el Grupo de Lima (GL). Estados Unidos se sumó a la protesta a través de su secretario de Estado, Mike Pompeo.

Lo que llama la atención, sin embargo, es que los pronunciamientos hagan alusión al proceso electoral cuando se caía de maduro que este iba a ser fraudulento, con la participación ciudadana más baja de la historia de ese país (solo 8 de 20 millones de electores) y la ausencia de candidatos reales de oposición.

“Los países del GL no reconocen la legitimidad del proceso electoral por no cumplir con los estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente”, sostienen. En efecto, los comicios quizá pueden ser legales, pero totalmente ilegítimos y manipulados, conceptos que se hacen notorios para diferenciar democracias y dictaduras.

Como la calificación de la elección ya no tiene mucho sentido porque es llorar sobre la leche derramada, toca ahora ver la eficacia de las medidas anunciadas. “Se acuerda reducir el nivel de sus relaciones diplomáticas con Venezuela, para lo cual llamarán a consultas a los embajadores en Caracas y convocarán a los embajadores de Venezuela para expresar nuestra protesta”, indican los países del GL. A su turno, EE.UU. informa que adoptará medidas rápidas en el plano económico y diplomático “hasta que el régimen de Maduro restablezca un camino democrático en Venezuela”. Hay que recordar que medidas diplomáticas y económicas ya se habían dictado anteriormente por parte de EE.UU., sobre las cuales Maduro solo se burló. Y, claro, mientras el mercado yanqui siga siendo el principal destino de las exportaciones petroleras venezolanas, que le permiten alimentar solo a la casta de poder corrupto que se ha tejido en ese país en perjuicio de millones de habitantes que siguen huyendo, lo seguirá haciendo.

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