Pleno del Congreso (César Campos/Perú21)
Pleno del Congreso (César Campos/Perú21)

El debate sobre la restitución de la bicameralidad en el Congreso se reanuda este martes en la Comisión de Constitución pese a no existir consenso entre las diferentes fuerzas políticas que garantice su aprobación y posterior implementación a partir de julio de 2021.

A la fecha, son cinco las iniciativas legislativas que se han presentado sobre la materia. Cada una difiere de la otra en cuanto al mecanismo de elección, pero también sobre el número de integrantes de la que sería la nueva Cámara Alta o Senado. Algunos proponen 30 miembros, otros sesenta como fue hasta 1992, cuando el entonces presidente Alberto Fujimori cerró el Parlamento y, luego, al amparo de una Constitución a la medida, implementó la unicameralidad.

La aprobación de esta reforma constitucional requiere no menos de 87 votos en dos legislaturas ordinarias o 66 votos en un periodo legislativo con el refrendo de un referéndum, lo que implica necesariamente un acuerdo de los bloques; pero este, por lo menos hasta el momento, no existe.

Los detractores de la bicameralidad arguyen que este mecanismo solo incrementará el gasto en un Parlamento que actualmente, con 130 miembros, le cuesta al país millones de soles anuales. Sus impulsores, por el contrario, alegan que la constitución de un Senado permitiría tener una mejor representación nacional y leyes prolijamente elaboradas y no, como ocurre ahora, normas aprobadas atropelladamente por una discrecional exoneración de segunda votación.

Mecanismo que en este Congreso se comprometieron a no aplicar pero que, en los últimos meses, ha dado a luz leyes tan controversiales como la que prohíbe la publicidad estatal en medios de comunicación privados o la que modifica la Ley de Alimentación Saludable y que merecieron, ambas, la observación del Ejecutivo. Y otras más, como la ley que creaba una nueva modalidad formativa para estudiantes de los institutos técnicos que solo la presión mediática logró frenar.

Pero, nuevamente, no hay consenso y, por lo tanto, tampoco los votos que saquen adelante la bicameralidad que impediría que un solo bloque con mayoría en una sola cámara saque “como por un tubo” las leyes que le convienen y encarpete las que no. ¿Hacia dónde, entonces, nos llevará esta discusión congresal?

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