(USI)
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El próximo 7 de junio, la Junta de Fiscales Supremos elegirá al sucesor de Pablo Sánchez, quien estará al frente de la Fiscalía de la Nación solo hasta el 21 de julio. Se sabe, por trascendidos, que Pedro Chávarry Vallejos, el miembro más antiguo de la referida junta, será el nuevo titular del Ministerio Público (MP), una institución que ha sido determinante para investigar los últimos casos de corrupción que han golpeado al país.

Sánchez tuvo una difícil labor al frente de la Fiscalía, pero creemos que ha logrado, con errores y aciertos, que la ciudadanía recupere en algo la confianza hacia esa institución del Estado. El MP era una entidad venida a menos, el centro de los cuestionamientos cuando se trataba de investigar a políticos involucrados en irregularidades. Después de haber tocado fondo hasta en dos ocasiones: primero con Blanca Nélida Colán y luego con Carlos Ramos Heredia, la institución mostró con Sánchez un golpe de timón que hacía falta. Bajo su gestión, el MP recuperó autoridad y respeto.

No obstante, también hay críticas válidas de las que el nuevo fiscal de la Nación debería tomar nota para corregir, como el tema de los plazos. La demora excesiva en algunas investigaciones contra el terrorismo y la corrupción fueron un punto débil. En el primer caso, y en complicidad con el Poder Judicial, la desidia permitió la excarcelación de dos miembros de la cúpula de Sendero Luminoso. Y respecto de la investigación por Lava Jato, fue un error de los fiscales ofrecer al juez que, en diciembre del año pasado, se entregaría la acusación contra Humala y Heredia como una forma de convencerlo de que era necesaria la prisión preventiva, y luego no hacerlo hasta ahora.

Al margen de ello, los fiscales que investigan a los implicados en el escándalo de Odebrecht lucen como inquebrantables aunque no han estado exentos de críticas y suspicacias. Por ejemplo, a fines de 2016, Hamilton Castro cerró un acuerdo con Barata para otorgarles beneficios a la empresa y a sus ejecutivos a cambio de su colaboración. Sin embargo, hasta ahora no se conoce nada del pacto. También se les critica, desde sectores interesados obviamente, que son implacables contra algunos líderes políticos (Humala, Keiko Fujimori, Toledo) y muy blandos con otros que también están involucrados en Lava Jato (Alan García, Susana Villarán).