Luis Galarreta, presidente del Congreso, encabezó la sesión planaria. (Mario Zapata)
Luis Galarreta, presidente del Congreso, encabezó la sesión planaria. (Mario Zapata)

En una entrevista publicada ayer por este diario, Javier Velásquez Quesquén sustentó la importancia de que Fuerza Popular ceda la Mesa Directiva a otra bancada. Los argumentos del congresista aprista son precisos: bajo el mando del fujimorismo se han presentado evidentes casos de blindaje y abuso de poder que no deben volver a repetirse. “Fuerza Popular ya ha conducido dos veces el Parlamento y se han presentado toda esta serie de inconveniencias”, sostuvo.

La propuesta viene del aprismo, al que en distintas oportunidades se le ha acusado de ser “furgón de cola” de la bancada naranja. Lo que deja entrever la postura de Velásquez Quesquén es que existe una percepción, hasta en los aliados, de que las cosas no van caminando bien con la administración fujimorista. Y un cambio parece la solución saludable. En eso también ha coincidido el portavoz del Apra, Jorge del Castillo, quien ha señalado que es necesario “buscar un mecanismo de equilibrio, de rotación”.

Sin embargo, esto no ha caído bien en FP. Su vocero, Daniel Salaverry, ha calificado de “antidemocráticas” las manifestaciones de su colega aprista y ha señalado que es el Pleno el que debe decidir quién lo dirigirá. Es cierto.

Tienen más votos, aunque gracias a un imperfecto sistema de cifra repartidora. ¿Pero acaso es antidemocrático que exista una alternancia en la gestión de este poder del Estado? ¿Acaso el resto de bloques no representan también al Perú? ¿O es que Salaverry teme perder la chance de ser el candidato a suceder a Galarreta? Los gestos en política son siempre importantes. Recordemos cuando, en 2005, durante el gobierno de Toledo, el entonces congresista Ántero Flores-Aráoz asumió como titular del Legislativo y, en su discurso de asunción, dijo que sería “presidente de todos los congresistas, sin preferencias para nadie”. Acto seguido, entregó su carné de militante del PPC al oficial mayor, dejando en claro que no representaba más a su propia agrupación, sino que respondía por el cargo. De acuerdo a lo expresado por Salaverry, en su trinchera no se concibe otro escenario que no sea el de Fuerza Popular controlando todo. Por su propia supervivencia y para mitigar el golpe que viene sufriendo en las encuestas, FP no debería desdeñar un planteamiento así.