Empresas que se acojan a Reactiva Perú no pueden suspender empleos, según el Ministerio de Trabajo. (GEC)
Empresas que se acojan a Reactiva Perú no pueden suspender empleos, según el Ministerio de Trabajo. (GEC)

El nudo gordiano lo inventó Gordias. Era un buen campesino. Un día lo eligieron rey de Frigia, en lo que ahora es Turquía. En agradecimiento a Zeus entregó al templo todo lo que tenía: un carro, una yunta de bueyes y unas lanzas. Para que nadie las robase las ató con nudos complicadísimos. Nadie los pudo desatar y corrió la voz que quien lo hiciera llegaría a ser un gran conquistador. Pasó por ahí Alejandro Magno y con un golpe de espada cortó el nudo. Dijo que “tanto monta (da lo mismo) cortar que desatar”.

Siglos después sería el lema de Fernando de Aragón. Desde entonces, “nudo gordiano” describe una situación muy compleja, sin solución aparente; y “tanto monta” nos recuerda que, desde otro ángulo, puede haber una solución muy simple.

En esa estamos. La vacuna contra el COVID-19 está a 18 meses de distancia. Entre tanto nos van a administrar cuarentena por dosis, porque cuida la vida, pero paraliza la economía, da hambre y de eso también se muere. No es novedad. Más del 50% de la clase media ya ha perdido sus ingresos y en los sectores populares el drama llega al 80%, según encuesta de Ipsos al 5 de abril.

Viviremos en un equilibrio precario entre salud y economía. Pero a esa ecuación le falta la política que viene con año electoral. La tentación va a ser muy grande para proponer disparate y medio, si es que con eso se consiguen aplausos y votos. Así que la cosa, horrible como está, se puede poner peor.

Por ejemplo, en Reactiva Perú hay dos broncas. El BCR y el MEF crearon este sistema de créditos para capital de trabajo de las empresas. Pero el Ministerio de Trabajo ha advertido que las empresas que accedan al programa no pueden suspender empleo, creando en la práctica una prohibición que la ley no establece.

Me parece muy bien que se cuide el empleo, pero me parece muy mal que se haga a costa de políticas financieras, que no están bajo regulación del Ministerio de Trabajo. La otra es que todo el programa depende de un informe del contralor general.

Tanta precaución se explica por una modificación al contrato del aeropuerto de Chinchero. En su momento la Contraloría cuestionó la adenda y acusó al Gobierno de presionarla para un OK. Tuvieron que renunciar el ministro de Economía y nuestro presidente, que por entonces era ministro de Transportes. ¿Habrá luz verde? A eso hay que agregar las espontaneidades de congresistas y candidatos. Son un lujo que no nos podemos dar.

Tenemos que ser políticamente responsables. Esta vez nuestra vida depende de eso. Así de difícil, pero así de simple.